Capítulo 6

 

 

 

 

 

Todo quedó perfecto y a la Sra. Smith le encantó el resultado. Les hizo la cena siguiendo sus instrucciones y decidió darse un baño para relajarse. Llenó la bañera y echó las sales. Puso música con su reproductor y encendió un par de velas. Salió en bata al pasillo al oír que la llamaban y se encontró con la mujer que iba a despedirse.- Volveré mañana. Si quieren algo específico para cenar pueden escribirme una nota.

Después de agradecérselo a la mujer volvió al baño.

Se sumergió en el agua suspirando. El olor a lavanda invadió la habitación mientras apoyaba la cabeza en el respaldo de la bañera. Tarareó la canción de Anastasia que se oía mientras miraba la llama de la vela que tenía enfrente. Cogió la esponja y se enjabonó suavemente los brazos y el pecho con cuidado de no irritar la cicatriz. Perdió la noción del tiempo y sólo se levantó cuando el agua se empezó a enfriar.

-¿Viv?- Oyó la voz de Scott en el pasillo.

-Estoy en el baño- contestó ella con una sonrisa mientras cogía una de las toallas de baño y se envolvía con ella.

Él se quedó al otro lado de la puerta- ¿Todo bien?

Puso los ojos en blanco antes de contestar- Sí, todo perfecto. Saldré en unos minutos y calentaré la cena.

-No te preocupes, no tengo hambre.

Viv frunció el ceño y abrió la puerta de golpe sin darse cuenta de que sólo llevaba una toalla.

-¿Estás bien?- preguntó ella mirándolo a la cara.

Parecía agotado en mangas de camisa, con la corbata desabrochada y la miró fijamente de arriba abajo antes de contestar- Es el jet lag.

Viv sonrió –Bien, nada que una noche de sueño no pueda arreglar-. Se dio la vuelta y cogió otra toalla. Empezó a frotarse el pelo con ella mientras Scott no se perdía detalle.- Cuéntame que tal el día, ¿mucho trabajo en la oficina?

Scott hizo una mueca- Hay un problema con uno de los contratos. Le han ofrecido un precio de construcción más barato y con peores calidades. Nosotros no podemos ofrecer algo así si queremos conservar nuestro prestigio.

Viv sonrió mientras cogía el cepillo y empezaba a desenredar su pelo. Le gustaba que pensara así.- Lo bueno cuesta dinero. Es lo que debes hacerles entender.

Scott sonrió- ¿Quieres decírselo tú?

-Vale, ¿organizo una cena?- dijo mirándolo a través del espejo.-Nada opulento, una cena en casa agradable. Que vengan con sus esposas.

-No hablaba en serio, Viv- dijo apoyándose en el marco de la puerta

-¿Por qué? –preguntó dándose la vuelta. Al hacerlo se le desató un poco la toalla pero ella la cogió a tiempo. No sin antes de enseñar el principio de su cicatriz.- La relaciones cuanto más estrechas mejor. Se sentirán comprometidos si les caemos bien.

-Los negocios no son así- dijo él mirando su cicatriz.

Viv se sintió incómoda pues sólo la había visto su médico, su madre y Martha .Se intentó cubrir pero Scott la fulminó con la mirada- ¿Por qué la tapas? Deberías estar orgullosa de ella.

Incómoda desvió la mirada –Y lo estoy pero es nadie me la ha visto y me da vergüenza.

Se dio la vuelta y recogió la bata que había dejado en un colgador de la pared. Cogió la crema hidratante de cuerpo y sonrió tímida a Scott que la seguía observando. –Todo tuyo.

-Viv...- Scott bloqueaba la salida y la acariciaba con sus ojos grises. Ella se derritió sintiéndose maravillosa. A su lado se sentía femenina y muy hermosa. Le acarició el cuello pero Viv se acordó de Miranda. No quería que la primera vez que le hiciera el amor Scott estuviera comprometido con otra. Por eso no pasaba.

Viv sonrió luminosamente- ¿Sabes? Te he comprado un regalo.

-¿Un regalo?- preguntó confundido apartando su mano del cuello de Viv.

-Sí –dijo dando un paso hacia él para que se apartara. Cosa que hizo de mala gana.

Viv se fue rápidamente a su habitación y rápidamente se quitó la toalla vistiéndose con su bata de seda. Cogió el regalo que tenía sobre la mesilla de noche y se acercó a la puerta donde Scott parecía tallado en piedra. Viv entonces fue consciente que la había visto ponerse la bata. Se acercó sonriente y se lo tendió. –La he visto y no he podido resistirme.

Él sonrió mientras desenvolvía el paquete. Sacó la corbata y levantó una ceja- ¿Este azul crees que me va?

Viv se echó a reír- ¡Claro! Es el color de la temporada, te irá perfecta con un traje azul oscuro.

-Gracias- dijo él sonriendo- me la pondré.

Viv se encogió de hombros sentándose en la cama y cogiendo el bote de crema.

-Veo que has cambiado la decoración – entró en la habitación analizando los cambios que había hecho.-Está más hogareño.- cogió un marco de plata con una foto de las dos familias juntas antes de que ella enfermara. No tenía ninguna después.-Me acuerdo de este día. Fue el día anterior a tus dieciséis cumpleaños. Cuando estuvimos en la barbacoa de tu casa de los Hamptons

-Lo pasamos bien, ¿verdad?- dijo sonriendo mientras se daba crema en las pantorrillas.

-Margie se enfurruñó cuando os gané al tenis- dijo mirando los candelabros de cristal – ¿Quieres salir a cenar por ahí?- preguntó cambiando de tema.

Viv hizo una mueca-¿Te apetece? Me gustaría acostarme temprano para estar fresca mañana. Es mi primer día de trabajo- dijo yendo hacia la cómoda y sacando un pijama corto de seda. Cogió unas braguitas de encaje rosa que puso sobre la cama.- Además la señora Smith ha preparado una cena de bienvenida. Podemos quedarnos y ver algo en la tele.

La situación era tan íntima, tan familiar…parecían un matrimonio decidiendo que hacer y a Viv se le erizó el pelo al ver como Scott miraba sus braguitas sobre el pijama. – ¿Qué te parece?

Él reaccionó mirándola. –Claro. Voy a darme una ducha.- dijo entre dientes yendo hacia la puerta.

Viv sonrió cuando cerró la puerta tras de sí y se dijo a sí misma que tenía que darse prisa. Se echó crema en el resto del cuerpo y se puso las braguitas con el pijama de seda verde que dejaba a la vista sus contorneadas piernas. Se miró en el espejo recogiéndose sobre la cabeza sus rizos que se estaban secando rápidamente. Unas gotas de perfume. Lista. Sí, estaba sexy y cómoda.

Fue a la cocina y encendió el horno para calentar las lubinas con patatas cocidas que había hecho la Señora Smith. Llevaban poca grasa y para Scott también había una salsa marinera que podía añadirle si le apetecía. Colocó la ensalada sobre la mesa, que ya estaba preparada y fue a por una botella de vino. Aunque Scott no bebía demasiado, sabía que le gustaba tomarse una copa de vino en las comidas.

En ese momento sonó su móvil y ella corrió hasta el salón donde lo había colocado- ¿Sí?

-Si espero a que me llames, me hago vieja- dijo Margie irónica.

Viv se echó a reír tirándose en el sofá dejando sus piernas colgando del brazo- Perdona, te prometo que pensaba hacerlo antes de acostarme.

-¿Cómo va todo?-Suspiró mirando al techo.- ¿Va tan mal?

-No, no es eso. Todo se precipita un poco.-susurró ella.

Su amiga se echó a reír- Entonces va genial.

-Antes hay que aclarar muchas cosas.

-Tú disfruta, de lo demás ya te preocuparás más tarde.

-No puedo creer que digas eso.

-Y te lo digo en serio. Sin piedad. En el amor y la guerra todo vale.

-Te quiero, te llamo mañana.

-Y yo a ti.

Scott apareció delante de ella con el ceño fruncido-¿Quién era?

Se había puesto unos vaqueros y una camiseta negra ¡Dios, estaba para comérselo!- Oh nadie.- dijo apoyándose en sus codos para verlo mejor.- La cena ya debe estar caliente.-se levantó, levantando sus piernas del brazo del sofá para bajarlas al suelo mientras él no parecía demasiado contento con su respuesta.

-No me parece que sea nadie si le has dicho que le quieres- dijo acercándose a ella amenazante.

Le rodeó y fue hacia la cocina –No sé porque tengo que decirte nada. Es algo que no te incumbe –se puso los guantes de cocina y sacó la cena del horno colocándola en la encimera de la cocina. Levantó la vista para ver a Scott con ganas de guerra.

-¿Era Bobby? Porque el objetivo de este viaje era que te alejaras de esa gente.

-¿Esa gente? –cogió la fuente y empezó a emplatar la cena con cuidado de no romper el pescado- Esa gente también son amigos de tu hermana y no recuerdo que hayáis protestado nunca.

-Con ella nunca hubo problemas- dijo cogiendo la botella de vino y sirviéndose una copa con gestos agresivos.

Viv se echó a reír- ¿Ahora soy una persona problemática?

Dejó la botella con un golpe sobre la mesa, haciendo que el vino blanco saltara a través de la boca de la botella mojando el mantel- ¡Ni se te ocurra comportarte de esta manera conmigo, Scott! –exclamó asombrada tirando el pescado en la fuente de mala manera- No tengo que contarte nada de mi vida privada .-se alejó de la encimera y le enfrentó con los brazos en jarras- Tú no me cuentas nada de la tuya así que ¡deja de interrogarme!

-¡Me vas a decir con quien estabas hablando Viv, porque sino pasarás las próximas semanas limpiando los inodoros de la oficina!

Que la amenazara con eso, le hacía ver lo desesperado que estaba – ¡Bien! No se me caen los anillos por limpiar. –Fue hacia el pasillo- ¡Que disfrutes de la cena! A mí se me ha quitado el hambre.

Entró en su habitación y cerró la puerta de golpe. Después cerró con llave. Estaba furiosa .Tenía que aprender como tratarla porque sino aquello no tenía futuro. Las lágrimas de frustración corrieron por sus mejillas sin darse cuenta y se dejó caer en la cama. Gimió al darse cuenta que el colchón era demasiado duro. Oyó como se movía el picaporte de la puerta- Viv... abre, tenemos que hablar.

-¡Tú no quieres hablar, solo das órdenes!- dijo ella furiosa.

-¡Como no abras esta puñetera puerta, la tiro abajo!

Ella no se podía creer que la amenazara con eso-Esta es mi habitación. No tienes derecho a amenazarme tirar la puerta. ¿Pero quién te crees que eres?

-Te doy tres segundos.

-¡Eres idiota!- gritó frustrada. El golpe en la puerta la hizo chillar para ver impresionada  como Scott entraba en la habitación después de haber reventado dos bisagras de la puerta-¡Y estás loco! ¡Eres idiota y estás loco!

Scott hizo una mueca mirando la puerta- Me acabo de quedar sin la fianza por tu culpa.

Ella se levantó sobre la cama indignada- Sí eso, échame la culpa a mí.

-Te dije que abrieras la puerta- amenazante se acercó hasta ella la cogió por la cintura y la alzó en brazos

-¿Qué haces?- estaba tan sorprendida que lo único que hizo fue rodear su cuello con sus brazos.

-Vas a cenar e intentaremos tener una conversación civilizada- la llevó hasta el salón y la sentó en una de las sillas.

-Te repito que mi vida privada es asunto mío- dijo mientras Scott le servía pescado en su plato. Cogió la jarra de agua y le llenó su copa.

-Lo siento- dijo él a regañadientes.

-¿Perdón?- preguntó mirándolo como se sentaba en la cabecera de la mesa-¿He oído bien?

Scott entrecerró los ojos- No te pases.-se sirvió el pescado con la salsa –Tienes razón, no debería haber reaccionado así, pero no quiero que te hagan daño.

-¿Me estás diciendo que si tengo miedo de que te hagan daño puedo meterme en tu vida?- preguntó dulcemente.

-No

-Entonces ¿por qué tú tienes derecho?

-Come.

Viv sonrió antes de empezar a cenar, pero no lo dejó pasar- Hagamos un trato, tú me cuentas a mí y yo te cuento a ti.

Scott entrecerró los ojos y apoyó la espalda en el respaldo de la silla.- Me parece justo. Ahora dime con quien hablabas.

-No, esto va de confianza y después de lo que acabas de hacer no me fío. –sonrió cogiendo la copa de agua- Tú primero. ¿Por qué no le dijiste a nadie que te habías comprometido con Miranda? Simplemente te presentaste con ella en Nueva York.

-¿Y quién te ha dicho a ti que estamos comprometidos?

Viv se quedó con la boca abierta- Pero todos piensan que es tu prometida. Se quedó en tu casa de Nueva York. Todos lo saben y llevaba un anillo de compromiso enorme.

-Lo que piensen los demás no es asunto mío- dijo él encogiéndose de hombros.

-¿Es tu prometida o no?-gritó ella. En ese momento llamaron a la puerta fuertemente y Viv se asustó.

Scott se levantó de la silla –Quédate aquí, Viv. No te muevas.

-¿Quién es, Scott?- preguntó asustada cuando volvieron a aporrear la puerta.-Ten cuidado.

Se agarró al respaldo de su silla viendo como Scott miraba por la mirilla. Se dio la vuelta y le dijo a Viv. -Vete a la habitación.

Ella negó con la cabeza asustada- Me quedo por si necesitas ayuda.

Scott reprimió una sonrisa antes de abrir la puerta. Viv se inclinó para ver quien era. – ¿Dónde está? –gritó un hombre vestido de smoking empujando a Scott a un lado. No tenía pinta de delincuente, aunque estaba un poco desaliñado.

Viv se indignó al ver como había empujado a Scott y enderezó la espalda.- ¿Dónde coño está, Scott? Me acabo de enterar que ha estado contigo.

-Eso te lo contará cuando vuelva- dijo Scott cerrando la puerta- ¿Quieres una copa de vino? –preguntó educadamente con una sonrisa burlona.

-¡Métetela por el culo, cabrón!- gritó el tipo del smoking.

Scott se enderezó- No te rompo la cara en este momento porque creo que no estás en tus cabales y porque somos amigos.

-Menudo amigo estás hecho- dijo con desprecio y dio un paso amenazante hacia Scott.

Viv veía en ese hombre una violencia que la asustaba, pero también la estaba cabreando.- Yo que usted me largaba de aquí inmediatamente. Acabo de llamar a la policía- No tenía ni idea del número de la policía, pero él no tenía porque saberlo.

El hombre la miró sorprendido de arriba abajo y después se echó a reír- ¿Ya tienes otra? La tías a ti no te duran mucho ¿eh?- le dijo a Scott con desprecio.- ¿A esta ya te la has follado?

Viv jadeó mientras se ponía colorada.

-Te lo advertí – dijo Scott pegándole un puñetazo que lo noqueó. Tirándolo al suelo.

-¡Scott! –gritó acercándose corriendo y mirando su mano que parecía que le dolía.- ¿Estás bien?

-Joder, creo que me he roto los nudillos- dijo abriendo y cerrando la mano. Viv se la miró detenidamente – ¿no encargamos de nuestro invitado?- preguntó divertido porque no le había hecho ni caso.

Ella le miró con picardía- ¿Y si lo dejamos en el ascensor?

Scott se echó a reír y la abrazó con ternura. A Viv le encantó. Cuando se separaron miraron a su amigo que estaba inconsciente en el suelo. – ¿Me vas a explicar quién es?

-Te toca a ti responder la pregunta- dijo dándole golpecitos en la cara al hombre.

Viv se arrodilló en el suelo e hizo un gesto con la mano- Ah, era Margie- dijo sin darle importancia.

Scott se echó a reír moviendo la cabeza-¿Todo este drama por una llamada de Margie?

Ella cogió una mano del hombre la levantó y la dejó caer- ¿No te lo habrás cargado, verdad?

En ese momento empezó a gemir- Ahí tienes tu respuesta. Viv, aléjate- dijo Scott poniéndose tenso.

Viv se levantó deprisa y fue hasta la cocina. Cogió el cuchillo más grande que encontró y volvió al salón con él entre las manos.- ¿Pero qué haces? – Scott la miraba como si estuviera loca.

-Por si acaso- dijo encogiéndose de hombros.

El hombre gimiendo se sentó sobre el suelo tocándose la mandíbula- Te va a salir un buen moratón, Martin- dijo dándole la mano para que se levantara.

-Joder- dijo moviendo el cuello de un lado a otro- Pegas duro.

Al levantarse vio el cuchillo que Viv tenía en las manos y levantó las suyas en señal de rendición. Scott se echó a reír – Martin, ella es Vivianne.

Martin abrió los ojos como platos- ¿Viv?

Ella miró a Scott confundida-¿Le has hablado de mí?

Scott se encogió de hombros y miró a su amienemigo- ¿Quieres tomar esa copa de vino?

-Sólo si ella guarda el cuchillo- dijo mirándola receloso.

-Me lo estoy pensando. Todavía estoy decidiendo si te falta un tornillo.

Martin se empezó a reír y gimió tocándose la mandíbula- ¿Te duele?- preguntó simulando preocupación- Pues no lo siento nada- dijo ella vengativa.

-Vamos Viv, puedes guardar la artillería. Está más relajado- dijo Scott dándole una palmada en el hombro a su amigo haciéndolo pasar al comedor.

Martin la miró de arriba abajo a Viv que se sonrojó por el escrutinio -Viv, nena ¿por qué no vas a ponerte una bata?- sugirió Scott mirándolos de reojo.

-¿Estás seguro? –preguntó ella dudando- ¿Puedo dejaros solos sin que os matéis?

Mientras Martin se sentaba en la mesa del comedor y cogía la copa de vino de Scott, Viv salió corriendo a su habitación. Cuando volvió los dos estaban hablando en susurros.-Martin, ¿quieres cenar? –preguntó como buena anfitriona.

La cena se abría quedado fría pero podía volver a calentarlo- No, gracias. Ya he cenado.

Ella los miró interrogante- ¿Alguien va a explicarme lo que pasa aquí?

-Un malentendido- dijo Scott quitándole importancia.

Viv ya estaba atando cabos y se cruzó de brazos mirando a Martin- ¿Eres el prometido de Miranda? – preguntó entendiéndolo todo de golpe. La reacción de los dos le dijo que sí. Martin esperanzado y Scott soltando un taco. Intentó parecer serena cuando lo que quería era tirarle a Scott la bandeja en la cabeza.

El silencio se hizo en la sala- Os dejaré solos para que habléis. –se dio la vuelta y fue a la cocina, cogió una manzana y se fue a su habitación. Cerrando como pudo se sentó en la cama apoyando la espalda en el cabecero mientras estiraba las piernas y las cruzaba por los tobillos.-Este hombre es idiota- dijo para sí.

Dándole vueltas al asunto sólo había una razón para que él  hiciera pensar a todos que era su prometida, que Viv no se le acercara demasiado. Cuando estaba enferma eso era imposible, pero después de su recuperación tendría miedo de que ella se lanzara y quedara en ridículo. Por eso no le había enviado más mails y había roto todo contacto con ella. Fue al cuarto de baño y tiró lo que le quedaba de la manzana a la basura. Con la puerta bien cerrada, lloró en silencio pues todo aquello le estaba rompiendo el alma. Después de unos minutos se lavó la cara para no dejar rastro de las lágrimas que había derramado. Se miró al espejo limpiándose la cara- Ya has llorado bastante en tu vida como para llorar por esto- se dijo a sí misma.

Decidió irse a la cama pues al día siguiente tendría que trabajar por primera vez en su vida. Se tumbó en la cama y apagó la luz. Dio varias vueltas hasta ponerse cómoda y suspiró sin poder dejar de pensar en él y en su rechazo. Porque aquello era un rechazo de libro. Sin embargo la deseaba, de eso estaba segura. Sólo tenía que hacer que se enamorara de ella.

Después de un mucho tiempo, oyó como se cerraba la puerta de la entrada al ático. Fingió estar dormida. No le apetecía nada ponerse a discutir. De espaldas a la puerta se dio cuenta perfectamente cuando Scott abrió la puerta. Oyó como suspiraba y volvía a arrimar la puerta. Estaba tan dolida que si fuera por ella y con el orgullo que tenía, se subía en el primer avión de vuelta a casa. Pero no se podía ir y todo por su culpa.

Decidió olvidarlo hasta mañana y poco a poco se fue relajando. Cerró los ojos y pensó en el mar. Eso siempre la ayudaba. Minutos después estaba dormida.