Capítulo 5
Durante los siguientes días, Viv no paró mucho en casa. Se despidió de sus nuevos amigos por todo lo alto y gastó mucho dinero en un nuevo vestuario. Desde pantalones simples de vestir hasta trajes de chaqueta. Como no sabía trabajo iba a realizar decidió llevar de todo. Su padre puso el grito en el cielo cuando vio el extracto de su tarjeta pero Viv sonrió dulcemente recordándole que todo había sido idea suya. Y que además había comprado prendas clásicas para que le duraran mucho tiempo. Eso pareció calmar a la bestia.
No se encontró con Scott hasta el día de su partida. Parecía que se habían puesto de acuerdo para no verse hasta el último momento. Cuando fue a recogerla, Viv estaba preparada con las maletas en la puerta. Abrió la puerta para recibirlo y él la miró de arriba abajo inspeccionando su aspecto. Viv había decidido ponerse unos pantalones de pinzas verdes y una camisa de seda en el mismo tono. Practica y sexy- ¿Lista?- preguntó sin quitarse el abrigo.
Ella le miró con los ojos entrecerrados – ¿Tú qué crees?- respondió señalando las maletas que estaban en el hall.
Scott abrió los ojos como platos- Por el amor de Dios, Viv ¿Siete maletas?
-Me voy seis meses, tengo que llevar de todo- argumentó dejándolo en el hall y yendo hacia el salón donde esperaban su padres con cara de funeral-¡Eh! Animaros. Vais a deshaceros de mí. Tenéis que disfrutar de no tener que cargar conmigo- dijo sonriendo para relajarlos.- Prometerme que os iréis de viaje. Como una segunda luna de miel.
Su padre parecía incómodo y emocionado- Cielo...
Viv se acercó y le dio un fuerte abrazo- Te quiero- le dijo al oído- Te llamaré cuando llegue.
Su padre la apretó fuertemente y la besó en la mejilla.-Cuida de mi niña- le dijo a Scott por encima de su hombro-Llámame si ocurre cualquier cosa.
Viv se echó a reír- Papá, ¿qué va a pasar…?-se separó de el y se acercó a su madre.
La abrazó y la besó en la mejilla- Te llamaré todos los días. Todo irá bien.
Su madre llorando asintió y miró a Scott- Tiene que hacerse el próximo cateterismo dentro de dos semanas. Ya que estaréis en Londres quiero que vaya a Barcelona para que se lo haga el doctor del Valle.
-No te preocupes. Todo está organizado- dijo Scott cogiendo el abrigo de piel de camello de Viv que estaba sobre el respaldo del sofá.
Viv se acercó mirándolo a los ojos y se dio la vuelta para ponérselo. La excitación la recorrió porque iba a iniciar una nueva vida. Cogió su bolso y se acercó a Martha que la esperaba en una esquina- Cuida de ellos. Te llamaré.- abrazó a la doncella y le dio un beso.
-Cuídate tú, niña- dijo acariciándole la mejilla.
Suspirando a punto de llorar se acercó a Scott escondiendo la mirada. Él la cogió del brazo delicadamente y tiró de ella hacia la salida. Antes de darse cuenta estaban en la limusina camino del aeropuerto. Viv miraba por la ventana observando las calles de Nueva York pensando en como había cambiado su vida en seis meses. –No te preocupes en cuanto llegues a Londres estarás tan ocupada que no tendrás tiempo a echarlos de menos.
Viv miró a Scott sentado frente a ella.- ¿Cual será mi primer trabajo?- preguntó sin interés.
Él sonrió – ¿Qué tal repartes es correo?
Viv abrió los ojos como platos- Estás de broma.-Él negó con la cabeza disfrutando del momento.- No creo que fuera eso lo que esperaba mi padre que hiciera en la empresa.
Scott la miró con los ojos como el acero- En Londres dirijo yo.
-De momento- añadió ella.
-De momento, pero dirijo yo. Harás lo que yo considere oportuno y cuando yo lo considere oportuno. Y no protestarás, serás eficiente y no una niña consentida que ha nacido con una cuchara de plata en la boca.- Scott cogió el periódico y lo abrió ignorándola.
Eso la puso furiosa. Que la tratara como si fuera una estúpida malcriada, la sacaba de sus casillas pero que después la ignorara…
Viv arrancó el periódico de sus manos y le dijo fríamente- Haré todo lo que me dices porque es la única maldita manera de volver a Nueva York, pero no creas que con eso puedes humillarme .
Él pareció arrepentido...durante un segundo- Este es el típico comportamiento que he descrito antes, Viv. A quien le va el traje...
Viv furiosa le tiró el periódico a la cara y después decidió ignorarle.
Cuando llegaron al avión, Viv se sentó al lado de la ventanilla mientras que Scott se sentaba a su lado para poder sacar las piernas al pasillo. Iban en primera y ella estaba un poco nerviosa porque no volaba desde los quince años. Su madre se había asegurado de que podía coger un avión pero eso no impedía que ciertos miedos estúpidos la asaltaran. Estaba un poco pálida y apretó con sus manos los brazos de su asiento hasta dejar sus nudillos blancos. –Relájate –dijo él a su lado mirándola con el ceño fruncido. Viv le ignoró pensando en que sería una ironía superar su enfermedad para morir en un avión.- Relájate Viv o tendré que sedarte- amenazó Scott.
Eso la sacó de quicio- ¿Quieres dejarme en paz? Cada vez que abres la boca me sacas de mis casillas.
De repente él sonrió y le acarició la mano haciendo que se relajara- Así que cada vez que abro la boca ¿eh?- soltó su mano del brazo de su asiento y le dio la vuelta acariciando su palma- Cuando notaste eso por primera vez ¿Viv? ¿El día de noche buena?
Ella le miraba a los ojos muda, sólo sintiendo las sensaciones de sus caricias en su mano. Le acarició la muñeca con el pulgar y Viv suspiró.
-¿Cuando me curaste la mano?- preguntó con voz suave, fue casi un susurro. Ella miró sus labios.- ¿Quieres que te bese? Todavía estoy un poco molesto por tu actuación con Bobby, así que no va a pasar.
Cuando esas palabras penetraron en su mente, Viv entrecerró los ojos y apartó su mano de golpe provocando la risa de Scott. –Eres de lo más previsible.
-¿De verdad?- preguntó ella entre dientes viendo como él se seguía riendo. No sabes la que te espera amigo, pensó ella con rencor. Se giró hacia la ventanilla y evitando que él la viera y sonrió. Esto era pan comido.
Scott sacó su maletín de piel después de despegar y se puso a trabajar ignorándola completamente. Viv sacó su iphone y escuchó música durante un rato mientras leía una revista que había llevado. Aburrida al cabo de un rato empezó a dar golpecitos en el suelo con el pie nerviosa, hasta que Scott puso una mano en su muslo para que se estuviera quieta- ¿Qué haces?
-Si no te estás quieta, no podré trabajar. Me distraes dando golpecitos- dijo exasperado sin levantar la vista de sus papeles.
Su mano seguía en su muslo y Viv la miró – ¿Te importa?
Scott sonrió y la quitó lentamente. –Quizás es buena idea que tomes un sedante, Viv.
Ella suspiró moviendo el cuello de un lado a otro.-No sé que me pasa, no puedo relajarme- sin decir nada más, extendió la mano colocándosela encima de los papeles.
Scott cogió su mano y la masajeó sin comentar nada. Viv se colocó de lado mirándole mientras él le acaricia su muñeca con el pulgar como antes, sin levantar la vista de sus papeles. “¿Dónde había oído que los hombres no podían hacer dos cosas a la vez?”De vez en cuando le sujetaba la muñeca con una sola mano para apuntar algo o para pasar la página.
Después de unos minutos se fue quedando dormida. Sintió que reclinaban su asiento hacia atrás y que la tapaban con una manta pero se sentía tan a gusto que no se molestó en abrir los ojos.
La despertó uno de los pitidos de llamada a la azafata. Abrió lentamente los ojos para encontrarse con las piernas sobre el regazo de Scott y su cara metida en su cuello. Suspiró pues él la tenía agarrada mientras dormía. Una mano sobre su muslo y la otra rodeando su cintura. Literalmente estaba durmiendo sobre él y lo encontró divino. Sintió su relajada respiración pensando en como debía comportarse en ese momento. Viv se dio cuenta de que su mano izquierda estaba sobre el duro y firme torso de su acompañante. Decidió ser un poquito mala. Simulando que todavía estaba dormida bajó lentamente la palma de su mano hasta llegar a su tetilla. Se sintió verdaderamente excitada al notar como su pezón se endurecía. Sintiéndose muy atrevida lo acarició con el pulgar como por accidente y Scott se puso tenso, despertándose de golpe. La mano del muslo se tensó subiéndola ligeramente. Viv sonriendo satisfecha, suspiró profundamente como si estuviera soñando levantando la pierna más por su regazo. Scott se quedó totalmente de piedra al notar su rodilla sobre su miembro que como Viv pudo comprobar estaba bastante excitado. Sabía que por el momento era suficiente, pero no quería soltarlo, así que volvió a subir la mano de su pecho y la llevó hasta su cuello provocando que sus pechos rozaran su torso. Tenía los pezones duros y muy excitados. No dudaría en que él lo iba a notar a través de su camisa de seda. Scott gimió apretando la mano de su cintura y subiendo la mano de su muslo hasta su trasero. Viv se sintió tan bien que suspiró pero decidió dejar el juego para otra ocasión, así simuló ponerse tensa al oír un pitido de llamada como si se acabara de despertar. Lentamente levantó la cabeza para comprobar que Scott simulaba dormir y como pudo lentamente se separó de él haciendo como que no quería que se despertara, aunque sabía que estaba despierto de sobra. Sobre todo una parte de su cuerpo. Intentó pasar sobre él para ir al baño sin rozarlo. Cogió su bolso del compartimiento superior y se dio la vuelta hacia el baño sonriendo satisfecha. Chúpate esa Scott.
Ya en el baño, se aseó como pudo y se lavó los dientes durante largo rato. Tenía tiempo de sobra y quería darle tiempo a él para que se recuperara. Se perfumó y se retocó el maquillaje. Después de ahuecarse los rizos se miró de lado en el espejo colocándose los pechos en el sujetador. Salió dispuesta a seguir pasándolo bien a su costa.
Cuando salió, se encontró con una azafata- Disculpe ¿ya han servido algo de comer?
-Ahora mismo vamos a servir el desayuno- dijo la mujer vestida de azul sonriendo- ¿necesita algo?
-Si me pusieran algo de fruta en vez de bollería se lo agradecería.
-Su marido ya nos lo había dicho- dijo mirándola con envidia- Nada de cosas demasiado grasas.
Viv sonrió –Gracias.-se giró para ver que Scott ya se había repuesto y disimulaba mirando la revista de Viv.
Se acercó a su asiento – ¿Me dejas pasar? –preguntó radiante.
Él sacó las piernas al pasillo de mala gana y Viv poniéndose de espaldas mostrándole el trasero, pasó hacia su asiento.-Van a servir el desayuno. –comentó simulando mirar en su bolso. Sacó un espejito y se miró la cara para con el dedo meñique quitarse el supuesto rimel que ya se había quitado en el baño del párpado inferior- Estoy muerta de hambre.
El gruñido de Scott, le indicó que no estaba de muy buen humor y le miró interrogante- ¿Te encuentras bien?
-Necesito un café- dijo él entre dientes.
-Tengo unas ganas terribles de llegar para darme una ducha. –El gemido de Scott por poco la hace reír pero consiguió contenerse.- Una ducha larga o quizás un baño- le miró interrogante- ¿Tienes bañera?
Scott nervioso tocó el timbre de la azafata- Ya te he dicho que están preparando el desayuno- dijo ella con el ceño fruncido- ¿Tanta prisa tienes por ese café?
La miró como si quisiera estrangularla- ¿Viv, te importaría no dirigirme la palabra hasta que haya desayunado?
Ella cogió una goma del pelo del bolso y mirándolo se levantó el cabello.- ¿Eres uno de esos gruñones mañaneros?
Scott le miró los pechos marcados al levantar los brazos por su camisa de seda y luego miró su estilizado cuello. Cuando terminó de hacerse un gracioso moño sobre la cabeza le miró interrogante- Seremos compañeros de piso y tengo que saberlo para molestar lo menos posible.
-Joder –murmuró él antes de levantarse a toda prisa de su asiento.
-¿Vas al baño?- preguntó ella sin obtener respuesta- Dile a la azafata que me traiga un vaso de agua.
Sonrió viendo como se alejaba. Miró por la ventana pero estaba oscuro, así que volvió a coger su revista y la hojeó para entretenerse. Vio unos zapatos que eran una maravilla y cuando Scott se dejó caer en su asiento ella se los enseñó sonriendo- ¿A que son una maravilla?
Los miró sin interés- Nunca entenderé la obsesión de vuestro sexo por los zapatos.
Ella se echó a reír graciosa- Seguro que todos tus zapatos son iguales. De piel hechos a manos por el mismo zapatero.
-También tengo zapatillas de deporte- contestó sonriendo.
-¿Corres?- preguntó interesada –¿O vas al gimnasio?
-Las dos cosas- comentó mirando a las azafatas que repartían el desayuno.-Voy al gimnasio cuando no llueve. Odio correr con lluvia.
Viv suspiró con nostalgia. No había podido hacerlo desde hace tanto tiempo que ya ni se acordaba. Sonrió con tristeza a la azafata cuando le sirvió el desayuno.- ¿Café?- preguntó comiéndose con los ojos a Scott.
Viv vio como él sonreía –Sólo por favor.
Solícita, la azafata se dio la vuelta dándole una maravillosa vista de su trasero y después se giró colocándole sus tetas casi en la cara para servirle el café. – ¿Desea algo más?
La pregunta era tan obvia que se sintió indignada. A punto de ponerla en su sitio, Scott dijo amablemente –Yo no pero puede ponerle una infusión a mi mujer.
Eso dejó suficientemente cortada a la azafata como para que se pusiera colorada. Mirando la mano de Viv que no llevaba anillos sonrió mientras cogía la jarra del agua caliente y le colocaba una bandeja de fruta a ella.- ¿Qué infusión prefiere? manzanilla, té...
-Un té – dijo taladrándola con la mirada- y un vaso de agua.
Scott no se perdía detalle y sonrió otra vez a la azafata antes de que se fuera. Viv cogió un trozo de melón con aquel ridículo tenedor de plástico y se lo metió en la boca de mala manera. Sería pendón la azafata de las narices. Y Scott sonriéndola tan amable. A ella no la trataba así. Siempre la estaba pinchado o bromeando con ella. Suspiró sumida en sus pensamientos. Además estaba Miranda. Eso iba a ser lo más difícil. Sobre todo teniendo en cuenta que le había caído bien. Miró a Scott de reojo que parecía disfrutar de su café de lo lindo. Pinchó una uva con rabia antes de metérsela en la boca.- ¿Le has comentado a Miranda que voy a vivir en tu casa?
Él la miró sorprendido –Pues no, la verdad.
-¿Y no le parecerá mal?- preguntó incrédula.
-Es una persona muy abierta, no creo que le importe en absoluto- respondió indiferente.
Ella le miró pensativa mientras cogía una tostada y le untaba la mantequilla. Estaba tragando el primer mordisco de tostada cuando Viv dijo- Si mi prometido viviera con otra mujer, yo no lo toleraría. Por eso te preguntaba.
Scott se atragantó con la tostada y Viv se asustó al ver que no dejaba de toser. Dándole palmadas en la espalda. Le acercó el vaso de agua para que bebiera. Se lo bebió de un tirón con los ojos llorosos. Cuando se encontró mejor, Viv llamó a la azafata para que les llevara más agua.
-¿Estás mejor?- preguntó después de que bebiera el segundo vaso de agua.
Scott asintió mientras cogía una servilleta y se la pasaba por la cara. Durante un momento Viv frunció los labios al ver que él no le contestaba, así que se dedicó a su desayuno. Cuando iba por la mitad perdió el apetito y lo apartó.- Comételo todo- dijo Scott sacándola de sus pensamientos
-No tengo ganas- dijo indiferente.
-Cómelo todo, Viv- dijo amenazante- Llevas muchas horas sin comer.
Cogió un trozo de piña y se lo metió en la boca enfadada- ¿Esto forma parte de mi trabajo?
-Formará parte todo lo que yo diga- dijo él apartando el resto de su desayuno.
Una hora después aterrizaban en Heathrow. El chofer se encargó del equipaje en cuanto llegaron a la zona de salida de pasajeros. Entraron en la limusina y Viv sonrió emocionada- ¿Dónde vivimos?
-En la zona financiera, en una ático cerca de nuestro edificio de oficinas. Podrás ir andando al trabajo.
Ella estaba emocionada por su nueva vida. Todo sería perfecto si Scott la amara a ella. Miró por la ventana del coche y suspiró.
Cuando llegaron a su edificio Viv frunció el ceño. Era un edificio de cristal de esos modernos tan impersonales. Viendo el exterior, uno ya sabía como era por dentro. Su ilusión bajó varios grados. –Vamos- dijo Scott cogiéndola del brazo- Hace demasiado frío para que te quedes soñando en la calle.
Viv se mordió la lengua. Pasaron delante del portero al que ella sonrió amablemente- Buenos días- dijo soltando su brazo- Soy Vivianne Barms, ¿viviré en el ático una temporada y usted?
El portero, un joven de su edad sonrió confundido y se quitó la gorra- Reginald, señorita. Para servirle.
Viv sonrió radiante- Muchas gracias, no veremos.- se giró hacia Scott que la esperaba impaciente- Sí, ya vamos- dijo exasperada entrando en el ascensor. Cuando se cerraron las puertas continuó- ¿Es que tú no eres amable con la gente? Descubrirías que es mucho mejor así.
Él la miró irónico y Viv chasqueó la lengua. La puerta del ascensor daba acceso directo a un hall con una puerta que daba al ático que como ella se imaginaba era cristal, acero y suelo de mármol negro reluciente. Frío, todo muy frío.
Viv sonrió débilmente bajo la atenta mirada de Scott. Mientras colocaban las maletas en el salón, ella avanzó sobre aquel frío suelo hasta la zona de estar que ella ya conocía por las revistas de decoración. Alfombra blanca, sofás blancos de piel y mesa central de cristal y acero.
Las vistas eran impresionantes pero eso no le quitaba la sensación de estar en un sitio esterilizado.
Se giró fingiendo una sonrisa y miró a Scott- ¿Mi habitación?
-Las dos de la izquierda están vacías. Puedes elegir la que más te guste.- dijo frunciendo el ceño señalando el pasillo.
Se quitó el abrigo a medida que avanzaba por el pasillo. Abrió la primera puerta de la izquierda y la decepción la embargó. Un tablero negro en la pared hacia de cabecero con dos mesillas de noche del mismo material. Las paredes pintadas de rojo hacían juego con el edredón de la cama y las alfombras. Siguió avanzando y abrió la siguiente. Era exactamente igual, excepto por el color de las paredes que allí eran de un verde oscuro. Eligió la verde pues las paredes rojas la ponían de los nervios- Bien- dijo entrando en la verde y dejando su abrigo sobre la cama.
-Sólo tenemos un baño- dijo él apoyado en el marco de la puerta- Así que tenemos que compartirlo. Me gusta el orden, así que espero que los espacios comunes los respetes.
Viv intentó sonreír pero no pudo. Miró a su alrededor y vio el enorme armario empotrado con puertas negras. Fue hasta allí y lo abrió. Al menos tenía espacio para su ropa. Ya arreglaría su habitación con algunas cosillas. Un par de velas, un par de cuadros y ya no se sentiría como si estuviera en un hotel. Se quitó los zapatos y decidió ponerse manos a la obra. Pasó al lado de Scott y fue a por la primera de sus maletas.- Deja eso- dijo enfadado al ver que cogía una de ellas.
Se quitó el abrigo y le arrebató la maleta de las manos- No soy una inválida, Scott. Estoy bien.- dijo frustrada cogiendo su neceser.- Mi médico me ha dicho que puedo llevar una vida normal.
Él sin decir nada fue hacia el pasillo. Viv lo siguió pensando que aquello no empezaba bien. Optimista decidió que tenían que amoldarse el uno al otro. Tiempo al tiempo.
Cuando terminó de llevar la última maleta, Scott le dijo-¿Te puedes quedar sola? Es lunes y voy a acercarme a la oficina para ver como va todo.
Viv sonrió abriendo la primera maleta- Claro, no te preocupes por mí- estaba harta de decir esa frase- Tengo mucho que hacer y estaré entretenida.
-No te agotes. La señora Smith estará a punto de llegar. Es mi asistenta, ella te proporcionará todo lo que necesites.- le echó la última mirada y se fue.
Viv hizo una mueca antes de seguir sacando sus cosas.
Estuvo muy ocupada todo el día y se lo pasó realmente bien con la señora Smith. Le recordó a Martha y eso la hizo sentirse un poco en casa. Después de arreglar sus cosas en su habitación y en el cuarto de baño al lado de las de Scott, decidió ir a hacer algunas compras. La amable señora le indicó lo que tenía que hacer para ir al centro comercial más surtido y ella se aventuró fuera. Hacía frío y estaba a punto de llover pero no se intimidó. Para alguien que nunca había ido sola a ningún sitio fuera de nueva York aquello era toda una aventura. Le encantaron los taxis negros estilo antiguo y las cabinas de teléfono rojas que había visto por la televisión. Cuando llegó al centro comercial se dedicó a hacer lo que más le gustaba del mundo. Compró varias velas y sales de baño de distintos aromas y un par de candelabros de cristal preciosos. Vio unas pinturas que combinarían muy bien con su habitación y decidió llevárselas. Al pasar por la sección de pañuelos vio un mantón de Manila precioso con flores bordadas en verde y rojo. Era perfecto para colocar sobre la cama. Compró un florero de plata labrada y unas rosas blancas para ponerlas en él. Un par de cojines de flores fue su última adquisición.
Estaba a punto de irse, cuando vio una corbata azul eléctrico de seda. A Scott le quedaría perfecta y al final no le había regalado nada en Navidad, así que tenía excusa.
Le dijeron que como el reparto era esa misma tarde se lo llevarían todo en una hora. Viv sonriendo agradecida dio la tarjeta de crédito pensando en lo que diría su padre cuando viera la factura.