Capítulo 7
A la mañana siguiente se levantó temprano y con mucha energía. Fue hasta la cocina y lo recogió todo. No quería que la Sra Smith pensara que eran unos descuidados. Miró su reloj de pulsera. Eran las siete y media. No sabía a que hora se levantaba Scott pero decidió ir preparándose y desayunar tranquilamente. Se metió en la ducha y se lavó rápidamente. Se echó la crema y después miró el reloj. Las ocho de la mañana. Se puso la ropa interior, una camisola de seda con una pantaleta a juego. Cogió el secador y lo enchufó sin importarle si despertaba a Scott. Que se fastidiara. Tenía sus rizos casi secos cuando llamaron a la puerta. – ¿Te falta mucho? Llego tarde- dijo impaciente al otro lado de la puerta.
Mordiéndose la lengua apagó el secador y abrió la puerta de golpe. Simulando una sonrisa dijo dulcemente mientras a Scott se le salían los ojos de las orbitas mirándola.-Ya he acabado- dijo pasando a su lado como si haberle visto en calzoncillos no la hubiese afectado.
Se metió en su habitación vistiéndose a continuación con unos pantalones negros y una camisa de seda roja. Se maquilló ligeramente y como seguramente tendría que andar mucho se puso unos zapatos bajos de atar. Sonriendo satisfecha, cogió su abrigo negro y su bolso. Cuando llegó al salón Scott ya estaba allí esperándola- No nos da tiempo a desayunar. Puedes hacerlo allí en la cafetería – dijo agarrando su maletín y el brazo de Viv y llevándola hasta la puerta.-Teníamos que estar allí a las ocho.
-¿Y por qué no me lo habías dicho?- dijo molesta- Como no te levantabas he pensado que entrábamos a las nueve.
Se soltó de su brazo y entró en el ascensor.-Se me olvidó poner el despertador. Joder, tengo una reunión a las nueve y no llegamos.
Viv bufó y abrió su bolso para ver si llevaba sus pastillas. Revolvió y se dio cuenta de que no.-Tengo que volver a subir.- dijo tímidamente.
-¿Por qué?- preguntó enfadado.
-Las pastillas- dijo enderezándose.
Scott chasqueó la lengua y cuando llegaron al hall volvió a pulsar el botón del ático.-Deberías llevarlas en tu bolso.
Ya sabía ella que no se podía morder la lengua el señorito. Le fulminó con la mirada –No es culpa mía que no te acordaras del despertador.
La miró como si realmente la culpa sí hubiera sido de ella. Cuando se abrieron las puertas esperó que abriera el ático- Necesito una llave- dijo yendo hacia su habitación.
Cuando volvió Scott le tendió un llavero y Viv lo cogió sin mirarlo. Al bajar Scott la miró como si no la entendiera- ¿Estás enfadada?
Viv con una sonrisa falsa dijo – Claro que no, jefe.
Salieron al hall y ella saludó al portero- Buenos días, Reginald.
-Buenos días, señorita Barms. Abríguese que hace frío- dijo el joven con una sonrisa.
Scott refunfuñó algo por lo bajo, pero Viv no le hizo caso. Le siguió fijándose por donde iban para memorizar el recorrido.- Te dejaré en la cafetería y cuando termine la reunión me encontraré contigo allí y te llevaré a tu lugar de trabajo.
Viv asintió mirando el edificio de cristal donde estaban entrando. Aburrido. La recepcionista lo saludó con una sonrisa –Buenos días, señor Brighton.
-Buenos días- farfulló él casi empujándola hacia el lado derecho de la entrada, donde Viv vio la puerta de la cafetería que en ese momento estaba desierta, por supuesto. Scott se acercó a la camarera y le dijo- Ella es la señorita Barms. Sírvele lo que te pida.
La mujer la miró con curiosidad asintiendo- Muy bien, señor.
-Vuelvo en una media hora- dijo sin mirarla siquiera, antes de salir.
Viv un poco avergonzada miró a la mujer de unos treinta años. –Me llamo Vivianne ¿y tú?
-Sara- dijo señalando la chapa que llevaba en el uniforme. Sonrió y le indicó una mesa- ¿Quiere un café?
-No, gracias. No puedo tomar cafeína- dijo mirando alrededor- ¿Tiene zumos?
-Claro, ¿Un zumo de naranja? ¿Le hago una tortilla con queso?- preguntó solicita
La mirada de Viv se iluminó- ¿Podría hacérmela sin nada de mantequilla ni aceite?
-Se la haré a la plancha, ¿le parece?
-Es usted muy amable- dijo ella dejando su bolso en la mesa más cercana-¿La puedo ayudar en algo?
Sara la miró horrorizada- Con esa ropa tan bonita, ni hablar. Además, es una invitada del jefe.
-En realidad empiezo a trabajar hoy- dijo viendo que tenía las servilletas sin colocar en los servilleteros y las empezó a colocar.
-¿De verdad? ¿En que departamento?
Viv se echó a reír- No tengo ni idea.
-¿Y eso?
Abrevió la historia diciéndole que su padre quería que conociera la empresa y que trabajara en varios puestos. Sara se acercó a ella con el plato en la mano, vio lo que había hecho con las servilletas y sonrió- Te va a ir muy bien, no te preocupes.
Desayunó con Sara, charlando sobre la empresa. Cuando terminó de desayunar, sacó la pastilla y se la tomó bajo la atenta mirada de la camarera. Le sirvió otro zumo de naranja y siguieron hablando. Al cabo de un rato se dio cuenta que Scott tampoco había desayunado y se lo dijo a Sara, que enseguida preparó todo para cuando él llegara.
Scott las encontró riéndose mientras Sara le explicaba las manías de algunos ejecutivos.- ¿Estás lista?
-Sara te ha preparado el desayuno- dijo ella sonriendo mientras la camarera se ponía seria y colocaba la tortilla en la mesa a su lado con un café.
Scott sonrió- Gracias.
La camarera sonrió y se alejó para seguir trabajando, mientras Scott comía rápidamente.
-¿Que tal la reunión?- preguntó ella apoyando el codo en la mesa.
-Como todas.
Viv puso los ojos en blanco. Era tan comunicativo como un cactus.- ¿Dónde voy a trabajar? ¿En la limpieza o en correos?
-Correos- dijo él después de beber café.
-Genial, así conoceré a mucha gente- eso no pareció gustarle mucho, pero no dijo nada.
Cuando terminó, se levantó rápidamente –Venga, vamos que hay mucho que hacer.
Viv se levantó y dijo en voz alta –Gracias Sara, por el desayuno
Sara sacó la cabeza por encima del mostrador sonriendo- Pásate por aquí para tomar un café o algo de vez en cuando para contarme que tal.
-Lo haré
-¿Tienes que hacerte amiga de todo el mundo?- preguntó Scott en voz baja.
-Pues sí-dijo ella incómoda- Me agrada conocer gente. Igual estar encerrada siete años sin ver a casi nadie tiene algo que ver –dijo ácida.
Pareció arrepentido de sus palabras y Viv lo perdonó. La llevó hasta el ascensor y le dio al menos uno.-Empieeeezo por el sótanooo- dijo con voz tétrica.
-¿Crees que llegarás al último piso?- preguntó divertido guiándola fuera del ascensor.
-Por supuesto- dijo decidida- aunque sea para recogerte
Scott se echó a reír, dejando a los empleados que estaban por allí con la boca abierta. Eso indicaba la fama de serio que tenía. La llevó hasta un hombre de unos cincuenta años con una bata gris. Viv horrorizada se dio cuenta que todos llevaban una bata gris.-Ella es la señorita Barms, enséñele como va el departamento y asígnele un puesto- dijo Scott con un tono que no admitía discusión.
-Muy bien, señor- dijo él hombre intimidado.
La apartó un poco de los demás y le dijo- A las cinco te vengo a buscar.
-No hace falta –dijo nerviosa mirando alrededor- Tengo la llave y sé llegar al ático.
-Te vengo a buscar.
-Pues entonces espérame en le hall, pensarán que soy una cría.- aunque en realidad pensarían que era su amante o algo así.
Scott asintió y se fue dejándola sola. Viv sonrió y se giró hacia el cincuentón que la miraba con atención- ¿Me llamo Vivianne y tú?
El día transcurrió sin incidentes, aunque el señor Wilkins que así se llamaba el cincuentón la envió en varias ocasiones llevar cajas de folios a las fotocopiadoras y pesaban bastante. La empresa tenía seis plantas dedicadas cuatro de esas plantas a los arquitectos, aparejadores, maquetistas y otros que diseñaban los proyectos que más tarde ellos mismos construían. Había gente muy simpática, pero algunos la ignoraron completamente. Lo peor que llevaba era la puñetera bata gris, que aunque estaba limpia le quedaba grande. Se sentía estúpida. Tenía que solucionar eso. Sonriendo con el carrito vacío volvió al sótano, cinco minutos antes de que dieran las cinco. El cincuentón la miró con el ceño fruncido cuando se dio cuenta que se quitaba la bata- Señorita Barms. Todavía no es la hora. Lleve eso al montón de reciclaje.
Ella vio el gran montón de papeles y cartones que había en un rincón. Resignada volvió a abrocharse la bata y se dirigió hacia allí con el carrito. –No se puede sacar el carrito fuera –dijo el hombre malicioso- tendrá que hacerlo a mano.
Viv se mordió el labio inferior- ¿No puedo hacerlo mañana?
-¡No! La basura tiene que salir diariamente- dijo yendo hacia la zona de taquillas- Más le vale que no esté aquí cuando venga mañana.
Tomando aire se puso manos a la obra, empezando por los cartones más grandes. Todos se fueron dejándola sola mientras seguía con su tarea. Aquello le iba a llevar al menos media hora. Cuando ya estaba terminando, apareció Scott hecho una furia- ¿Se puede saber que haces? Salgo a toda prisa para que no esperes y me haces esperar media hora.
Volvió a coger otro montón de papeles sin mirarlo y salió hacia el callejón donde estaba el contenedor- ¿Por qué estás haciendo eso?
-Porque es parte de mi trabajo –Volvió a por otro montón.
-¿Y por qué no sacas el carrito?
-Porque el señor Wilkins dice que no se puede sacar.-dijo con el último montón en la mano.
Scott la miró de arriba abajo y frunció los labios pero no dijo nada. Cuando terminó Viv sonrió mientras se quitaba la bata tirándola en la taquilla. Se puso el abrigo y el bolso. Se volvió diciendo- ¿Vamos a casa?
-Sí, ¿cómo estás?- preguntó él mirándola preocupado.
-Bien- dijo yendo hacia el ascensor- Es lógico que después de no trabajar en toda la vida, me encuentre un poco cansada. Le pasaría a cualquiera.
-¿Has comido?
-Sí, Sara me hizo una ensalada- respondió distraída pensando en el odioso Wilkins.
-Quizás deberíamos cambiarte de departamento- dijo para sí.
-¿Deberíamos?- pregunto ella irónica.
-Debería.
-Ni hablar, tengo que hacer el trabajo. No quiero que papá diga que soy una consentida-dijo saliendo a la calle.
Fueron hasta el ático sin hablar. Viv se quitó el abrigo y fue hasta su habitación.-Supongo que no te apetece salir a cenar.-dijo Scott siguiéndola.
-No –dijo desatando los zapatos y tirándolos a un lado. Se sacó la camisa del pantalón- Me apetece quedarme en casa. Pero sal tú con tus amigos, no te preocupes por mí.
Cogió la bata y miró a Scott se estaba quitando la chaqueta del traje. Al notar sus músculos a través de la camisa suspiró pero estaba tan cansada que ni eso la animó.-Dúchate tú primero si vas a salir.
-No, si a mí tampoco me apetecía –dijo volviéndose para entrar en su habitación.
Suspiró pensando que no estaba siendo la alegría de la fiesta y seguramente Scott se aburría con ella. Se quitó la camisa y el pantalón saliendo en ropa interior de su habitación. Scott tenía la puerta abierta y Viv vio a través del espejo una fotografía de Margie y ella sobre la mesilla. Se giró hacia el baño sonriendo. La foto tenía unos tres meses.
Cuando salió se puso un camisón de seda y una bata a juego. Había recuperado las energías, animada por la foto que había visto y estaba dispuesta a todo. Fue hacia la cocina para ver que tenían de cena. La señora Smith les había preparado lasaña vegetariana y pensó que igual a Scott no le hacía mucha gracia. Oyó que salía del baño y fue hacia el pasillo. Se quedó con la boca abierta al ver su pecho desnudo todavía algo húmedo. Su vello bajaba por el centro de sus abdominales hasta la toalla que tenía alrededor de sus caderas. – ¿Quieres que me la quite?- preguntó ronco.
Viv se sonrojó y dijo nerviosa desviando la mirada- Me preguntaba si te gustaba la lasaña de espinacas. La señora Smith la ha preparado y no sé...
Él se acercó a ella lentamente y se puso mucho más nerviosa.-Me gusta eso que llevas puesto- dijo suavemente.
-¿Sí? Pues lo escogió tu hermana- dijo mirando a su alrededor. Al sentir que Scott le acariciaba el brazo le miro de reojo- ¿Quieres cenar?- preguntó casi sin voz.
-En este momento no tengo esa clase de apetito- susurró acercándose más a ella.
La excitación que la recorrió la hizo temblar y susurró muy cerca de su boca-¿Vas a besarme?
-Dios, sí- dijo atrapando su boca y devorándola.
Viv gimió abrazando su cuello mientras sentía que se mareaba de éxtasis. Scott la agarró por la cintura apretándola a él, haciendo que sintiera su excitación. Gimió contra su boca volviéndose loca de deseo. El corazón le iba a mil por hora mientras él bajaba sus manos para apretarle el trasero. Las manos de Viv acariciaron su cuello aferrándose a Scott– Quizás deberíamos parar- dijo él contra sus labios.
-Como pares te mato- respondió besándole el lóbulo de la oreja y luego lamiéndolo antes de metérselo en la boca. Scott gruñó y agarrándola por las nalgas, la levantó haciendo que ella abriera las piernas y le rodeara las caderas con ellas. Al sentir su duro sexo contra el de ella, jadeó sin darse cuenta que la llevaba hasta la cama de él. La tumbó sobre la cama suavemente sin dejar de saborear su boca. Le quitó la bata sin darse cuenta. De repente dejó de besarla y la miró fijamente- Si te vas a echar atrás que sea ahora nena, porque luego…
Viv con los ojos nublados de deseo le acarició el pecho y empezó a besarle el cuello- ¿Eso significa que siga?- preguntó jadeando al sentir la mano de ella bajando por su espalda. Ella movía la cadera contra su sexo y su mano le arañó una nalga provocándole un estremecimiento- Viv...- la volvió a besar desesperado y ella le correspondió con toda el alma. Necesitaba algo. Estaba desesperada por ello, así que le clavó las uñas en los hombros impaciente- Tranquila, cariño- susurró contra su cuello besándola. Bajó hasta su pecho deslizando los tirantes por sus hombros y Viv se puso nerviosa-¿Scott? –Él sonrió bajando los tirantes del todo para dejar sus pechos al descubierto. Ella le miraba reteniendo el aire y gimió cuando empezó a besar su cicatriz. Cuando acarició sus pechos suavemente y se metió un pezón en su boca, Viv arqueó la espalda gritando su nombre. Scott se apartó suavemente y le quitó el camisón. Se arrodilló entre sus piernas mientras le acariciaba los muslos abriéndolos, dejándola totalmente expuesta –Dios mío, eres preciosa. –se quitó la toalla del todo y Viv abrió los ojos como platos cuando vio su sexo- ¿Quieres tocarla?- Viv se sonrojó apoyándose en los codos para ver mejor.
Scott la cogió por la cintura para sentarla y ella le acarició el pecho. Alucinada vio que sus caricias le daban a Scott mucho placer y siguió acariciándolo hasta llegar a sus abdominales. Él la besó agarrándola por la nuca dejándola sin aliento. Viv siguió bajando la mano y le acarició el sexo provocando que gimiera contra su boca. Se sintió poderosa. Le sorprendió su tacto suave y duro. Scott la volvió a tumbar lentamente y le cogió las manos apartándolas de él y colocándoselas sobre su cabeza. –Me estás volviendo loco- dijo contra sus labios. Ella jadeó al sentir su duro sexo rozándola íntimamente. Scott bajó una mano entre sus muslos y la acaricio haciéndola gritar. –Estás lista, cielo...
Entre aquellos maravillosos placeres se acordó de lo que le dijo el médico. –No tomo nada, Scott...
Él sonrió sobre el pecho que estaba besando y alargó la mano hasta la mesilla de noche. Un minuto después volvía a su lado pegando su cuerpo totalmente al de ella. Scott la miró a los ojos mientras Viv jadeaba por como la acariciaba íntimamente antes de penetrarla con lentitud. Abrió los ojos como platos al sentir la presión de su intrusión y se puso tensa- Relájate, cielo- dijo él besándola suavemente en los labios- Estás muy estrecha.- la presión siguió aumentando.
- ¡Acaba ya!-gritó ella agarrándolo desesperada por los hombros. Scott la besó en la nariz y sosteniéndose en sus manos se incorporó levemente. Sin desviar la vista de sus ojos, embistió firmemente y Viv gritó más de sorpresa por lo que sentía que de dolor. –Dios –gimió Scott volviendo a tumbarse sobre ella sin mover la cadera. La miraba atentamente y ella sintió que la presión cedía poco a poco. Acercó sus labios a los de Scott y le besó suavemente. Poco a poco el beso fue haciéndose más profundo y pasional. Viv movió las caderas instintivamente y la sensación fue tan maravillosa que le quitó el aliento. Sorprendida apretó los hombros de Scott gimiendo cuando él comenzó a moverse dentro de ella, provocando oleadas de placer que la volvieron loca. No pudo evitar rodearlo con sus piernas pues quería más y las suaves embestidas se hicieron más firmes y rápidas. Viv gemía junto a su cuello desesperada por algo desconocido. La tensión de su interior aumentó a un punto que la hizo gritar cuando una poderosa embestida la catapultó a un mundo de colores y placer. Arqueando el cuello sintió la sensación más maravillosa que había sentido nunca. Maravillada por lo que Scott le había hecho vivir, se abrazó a él sin querer soltarlo.
Poco a poco sus respiraciones volvieron a la normalidad y Scott levantó la cabeza mirándola fijamente.- ¿Estás bien?
Viv sonrió todavía maravillada por la sensación de la que no quería salir cuando se dio cuenta de que él estaba muy serio. Se apartó de ella y Viv sintió que el frío la recorría presintiendo que aquello no iba bien. Se tumbó a su lado boca arriba mirando al techo. Ella se puso de lado y le acarició el hombro- No me digas que ahora te arrepientes- dijo en voz baja temiendo su respuesta.
Él giró la cabeza para mirarla. Tenía la mandíbula tensa- No.-se levantó cogiendo la toalla y cubriéndose dejándola sola en esa gran cama desnuda y vulnerable.
-Pues no lo parece- Viv dijo irónica tapándose con la bata. Se preparó para lo que venía porque sabía que no le iba a gustar nada.
Él se dio la vuelta enfrentándola. Su cara era una expresión tensa que le erizó el pelo de la nuca- Esto era inevitable. Eres hermosa y yo soy un hombre. Te deseo pero eso no significa nada, Viv. No quiero que te hagas ilusiones y te empieces a montar películas.
Ella enderezó la espalda y le miró dolida- ¿Siempre das este discurso después de hacer el amor? ¿O sólo yo soy la afortunada?
Scott apretó los labios y se pasó una mano por su pelo negro –Ha sido tu primera vez y es lógico que pienses que puede haber algo más.
Viv estaba tan sorprendida y dolida que no sabía que decir- Eres idiota- dijo levantándose de la cama. Se puso la bata y lo enfrentó. Su mirada le decía claramente que todavía la deseaba. No lo podía creer, la deseaba y le montaba ese numerito.- No recuerdo haberte pedido nada.- dijo ella muy tensa- normalmente se rechaza después de ofrecer.
Cogió su camisón dispuesta a largarse de allí cuando vio la mancha de sangre sobre las sábanas. Se sonrojó y enfadada empezó a quitar las sabanas- ¡Deja eso! –gritó Scott viendo que estaba al borde de las lágrimas- ¿No entiendes lo que te quiero decir? Te has pasado siete años sin conocer a alguien. Cuando conozcas a más hombres descubrirás que lo que sientes ahora era una tontería.
Viv levantó la cabeza sorprendida y le miró a los ojos-¿Pero qué chorradas estás diciendo?
Scott suspiró y se acercó a ella quitándole las sábanas de las manos. La sentó junto a él y la miró a los ojos- Viv… no has vivido lo suficiente para entender lo que sientes.
Viv se mordió el labio inferior para evitar llorar- ¿Quieres decir que no estoy enamorada de ti? ¿Qué todo esto es un espejismo por el deseo que sentimos?
El músculo de su mandíbula se movió pero asintió. Viv se mordió el labio inferior desviando la mirada. El orgullo le impidió decirle que no era así. Que le amaba desde hace tanto tiempo, que no recordaba ni cuando no había sido así. Que le odiaba por estropearle la mejor experiencia de su vida. – Me alegra saber que tienes tan claros mis sentimientos- dijo ella entre dientes.
-¡Joder, Viv! – exclamó levantándose- ¡Te has pasado encerrada en una burbuja demasiado tiempo y siempre te has fijado en mí por eso! ¡No significa nada porque no has conocido a más! El día de mañana conocerás a otro hombre y te darás cuenta de lo que estoy diciendo.
Viv se dio cuenta de que sólo hablaba de los sentimientos de ella pero de él no decía nada. Le miró con los ojos entrecerrados- Yo sé lo que siento en este momento ¿y tú? –Viv se levantó dando un paso hacia él- ¿Tú que quieres? ¿Me quieres a mí? ¿Sólo me deseas?
Él la miraba como si se estuviera volviendo loca- ¿Yo? Te deseo, nena, ¿no es eso evidente?
Viv se quedo pálida –Pero no me quieres...
-Claro que te quiero – respondió suavemente- Te quiero como a alguien a quien aprecio y conozco de toda la vida.
A ella se le vino el mundo encina- Como a una mascota.-él se puso tenso- No me amas, simplemente me tienes cariño.
Viv se dio la vuelta para salir de la habitación cuando él dijo- Lo que yo sienta no es importante en este momento.
Ella se detuvo y lo miró por encima del hombro- No Scott, lo que tú sientes es lo que acaba de destrozar este momento. Gracias por una noche inolvidable.
-¡No vas a hacerme sentir culpable porque no quiera tener una relación contigo!- le espetó él.
Ya en el pasillo Viv gritó- ¡Yo no te la había pedido y puedes estar seguro que no te lo pediré en la vida! –Su alma se estaba desgarrando y lentamente entró en su habitación cerrando la puerta todo lo que podía. Tragando saliva se dio cuenta que allí no tenía intimidad y que no podía llorar a gusto pues él podría entrar en cualquier momento. Salió de su habitación y se encerró en el baño. Abrió el agua de la ducha mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Se quitó la bata, dejándola caer al suelo y entró sin esperar a que el agua estuviera caliente. Dejó que el agua le resbalara por la cara y lloró reprimiendo los gemidos que luchaban por salir. No supo cuanto tiempo estuvo allí. No quería pensar, no quería sentir, sólo quería que aquel dolor que sentía en el estómago pasara de una vez. No podía creer que la más maravillosa experiencia de su vida acabara así.
Salió de la ducha lentamente y después de secarse el pelo se armó de valor. No podía dejar que la viera destrozada. Sino quería tener nada con ella, tenía que aceptarlo y seguir adelante. Había luchado tanto... Su vida no se acababa allí. Intentó sonreír pero sólo le salió una mueca. Cogió la bata del suelo y se la puso con movimientos rápidos. Volvió a su habitación y se puso un pijama de pantalón y manga larga de seda color melocotón. Fue hasta la cocina y puso la lasaña a calentar. Estaba poniendo la mesa cuando Scott apareció vestido con vaqueros y un jersey de cuello vuelto en color gris que resaltaba el color de tus ojos. Llevaba una cazadora en la mano. – ¿Vas a salir al final?- preguntó ella intentando aparentar indiferencia.
La miró a los ojos- Sí, volveré tarde- dijo poniéndose la cazadora.
Ella no dijo nada y quitó el plato de la mesa para volver a colocarlo en su sitio, pensando que era una pena que no se hubiera largado antes.
Scott la observaba con las manos en los bolsillos de la cazadora y ella le miró a la cara- ¿Querías algo?- preguntó sólo queriendo que se largara.
-No he querido hacerte daño, Viv- susurró él.
Viv tragó saliva intentando no llorar y desvió la vista hacia el horno- No te preocupes. Como tú dices se me pasará ¿no? Entonces no hay problema.