Capítulo 4

 

 

 

 

 

Media hora después bajaron las escaleras con dos sonrisas resplandecientes. Viv se acercó a Scott que estaba junto a la chimenea con cara de funeral dejando a su amiga con su marido. – ¿Scott?

Él la miró duramente- ¿Podemos hablar?- preguntó nerviosa.

Se encogió de hombros y ella le guió al saloncito. Cerraron la puerta tras ellos y Viv se giró enfrentándolo- Acabo de hablar con mi madre y sé lo que hiciste al irte a Londres.

Scott metió las manos en los bolsillos del pantalón – Quería decirte que te agradezco mucho haberte sacrificado de esa manera por mí, por mi bienestar.- dijo incómoda.

Como él no decía nada, Viv continuó- Te agradezco que fueras tan buen amigo para que no me sintiera rechazada- durante un segundo él pareció sorprendido pero siguió sin abrir la boca. Viv se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.

Se acercó a abrir la puerta y Scott dijo- Lo volvería a hacer.

Viv le sonrió- Lo sé.

Salió de allí y se acercó a Bobby diciéndole algo al oído- Claro nena, vámonos.

Viv se despidió de todos y Bobby la cogió de la cintura posesivo cuando se acercó a Scott y a Miranda- Mañana repartiremos los regalos- dijo ilusionada –espero que este año tu regalo sea estupendo.

Scott sonrió- No sé si te lo mereces.

-He sido muy buena – dijo colocando dos dedos sobre el corazón en señal de promesa.

Bobby se echó a reír- Nos vamos a bailar por ahí. Pasarlo bien- dijo evitando que fueran con ellos.

-Divertiros –dijo Miranda sonriendo aunque miraba a Scott de reojo.

-Lo haremos- Viv guiñó un ojo mientras la doncella le daba un abrigo. – ¡Hasta mañana!

 

Seis horas después su padre y Scott aparecían evidentemente furiosos tras los barrotes de la celda en la que estaba encerrada. Se levantó de su asiento de acero inoxidable con el cuello arañado, el pelo revuelto y las medias rotas sonriéndoles aliviada. –Menos mal que habéis llegado- dijo con voz pastosa agarrando los barrotes y añadió en voz baja- Aquella de allí no deja de mirarme y me ha dicho que le encantan mis zapatos.

-¿Se puede saber qué ha pasado?- gritó Scott haciendo que se encogiera- ¿Dónde está el inútil de tu novio?

-¿Eh?- dijo una voz al fondo del pasillo.

-Tranquilo, Bob. Nos sacarán enseguida, cariño- gritó Viv a través de los barrotes.

Su padre la miraba sin salir de su asombro- Viv ¿estás borracha?

Scott le lanzó una mirada que la hubiera matado – Voy a matar a ese idiota-dijo entre dientes-¡No puedes beber!

Viv se echó a reír- No he bebido, de verdad ¡Sólo he tomado una copa en toda la noche y era tónica!

Un carraspeo al final del pasillo les indicó que mentía.

-Cariño, estás borracha como una cuba- dijo la prostituta a la que le gustaban sus zapatos.

-¡Cállate!- exclamó Viv- ¿no te das cuenta que me vas a meter en un lío?- Viv se quitó uno de los zapatos y se lo tiró a la prostituta que no le dio por los pelos.

-¡Vivianne!- gritó su padre- ¿Estás loca?

Scott no sabía si reírse o darle una paliza y Viv alargó la mano a través de los barrotes- ¿Me sacáis de aquí? Tengo que tomar las pastillas y no las tengo.

Su padre se dio la vuelta rápidamente dejando allí a Scott que le miraba las medias rotas.- ¿Te has peleado?

-Una casquivana quería meterme mano- dijo mirando su boca- Pero no la he dejado.

-Es que estás muy buena- dijo la prostituta mirándose el pie que ya tenía colocado el zapato de Viv.- Con ese vestido vas provocando.

-¿No te he dicho que te callaras?- gritó Viv quitándose el otro zapato y tirándoselo a la cabeza

Scott sonriendo se apoyó en los barrotes – ¿Y tu novio qué hizo?

-¡Quitarle a sus amigas de encima!- gritó Bobby desde el fondo del pasillo.- Tenías que haberla visto. Aquella lesbiana se enfadó porque ella no le hizo caso y la llamó zorra consentida. Viv le pegó un guantazo que la envió al otro extremo de la pista. Antes de darnos cuenta se estaban tirando del pelo. Cuando dos amigas de aquella loca se le tiraron encima, tuve que ayudarla.

-Claro- dijo él levantándole la barbilla para ver su cuello- Ese arañazo no tiene buena pinta.

-Pues tenías que ver a las otras- dijo ella con satisfacción.

-Te estás desmelenando ¿eh?- dijo acariciando su labio inferior.

-¿No crees que debo? Pienso hacer cada locura que se me pase por la cabeza- dijo con resolución.

-No creo que te sea posible, cielo- dijo en un tono de misterio que hizo fruncir el ceño de Viv.

-Me sacareis de aquí también, ¿no?- preguntó Bobby dudando.

-¡Debería dejar que te pudrieras ahí!- dijo Scott yendo hacia el fondo del pasillo. Cuando estaba a la mitad vio algo que lo dejó espantado- ¿Estas son vuestras amigas?

Bobby se echó a reír- La pelirroja teñida es la lesbi de lengua suelta.

Scott sonrió con satisfacción- Viv, tiene un ojo morado.

-¡Ja! Lo sabía- dijo Viv riéndose- Sabía que le había dado.

Cuando llegó hasta la celda de Bobby se echó a reír- Será posible, te han dejado hecho un guiñapo.

-Sí, ya me gustaría verte a ti intentando separar a cuatro gatas furiosas.

La risa de Scott hizo sonreír a Viv.

Su padre llegó acompañado de dos policías y le sonrió- ¡Papá! ¿Ya podemos irnos?

El señor Barms la fulminó con la mirada – Podemos irnos, pero no podrás salir de la ciudad hasta saber si hay cargos.

Viv abrió los ojos como platos- ¿Quién iba a querer presentar cargos contra nosotros? Sólo nos defendimos.

-¡Golpeaste a esa mujer, Viv!

Scott levantó una ceja mirando a su padre que se sonrojó- Yo lo arreglaré- miró a Viv sonriendo- No te preocupes más de este tema.

Abrieron la celda y Viv salió bailando descalza de la celda , se acercó a uno de los policías que era bastante guapo y la miraba sonriendo – ¡Vaya como está el cuerpo ..!

-¡Vivianne Brams!- exclamó su padre cogiéndola del brazo para apartarla de él.

Viv se dio la vuelta y se despidió de la prostituta- ¡Suerte chica!

La mujer sonriendo abiertamente levantó los zapatos triunfal- Adiós, maciza. Gracias por los zapatos

-Que los disfrutes- se giró a Scott y preguntó- También sacareis a Bob, ¿verdad?

Los policías ya iban hacia el final del pasillo para abrir a su amigo que salió con arañazos por toda la cara. –Bobby…- dijo Viv con pena disponiéndose a ir hacia él, pero la mano de Scott cogiéndola por el brazo se lo impidió.

-Tempelton, te han dejado hecho un cromo- dijo su padre cuando llegó hasta ellos.

Bobby sonrió con picardía – Su hija no es nada aburrida.

Viv se echó a reír y su padre puso los ojos en blanco. Se disponían a salir cuando Viv miró a Scott y le enseñó sus pies descalzos. – ¿Por qué no se lo pides a tu novio?- preguntó divertido.

Viv miró a Bob que estaba hecho polvo. Además no tenía demasiado músculo. –Da igual – dijo decidida- puedo ir andando hasta el coche.

Antes de darse cuenta la había cogido en brazos y Viv sonrió agarrándose a sus hombros- ¿Dónde esta tu abrigo?- le preguntó cuando ella agotada descansó la cabeza en su hombro.

-En el club, me imagino- dijo ella sin darle importancia.

Su padre se quitó el abrigo y se lo puso por encima antes de salir de la comisaría que estaba bastante concurrida. La limusina los esperaba frente a ella y Viv suspiró cuando la colocó en uno de los asientos de cuero. Scott se sentó a su lado y la rodeó con su brazo para que apoyara la cabeza sobre su torso. –Estás calentito – murmuró arrebujándose en su abrigo. Suspiró sonriendo mientras su padre le echaba la bronca a Bob.

Dormitó un poco mientras dejaban a Bob en su casa del Soho, hasta llegar a su ático de la Quinta Avenida. Scott la despertó acariciándole el hombro – Venga, Viv. No querrás asustar a tu madre llegando en brazos y dormida.

Viv sonrió abriendo los ojos y mirando sus ojos grises- Estás calentito.

-Sí, eso ya los has dicho- dijo enderezándola divertido.

-No tiene gracia Scott, ¡está borracha por el amor de Dios!- exclamó su padre indignado.- ¡Sólo hace seis meses que se ha operado y no debe beber!

Viv hizo una mueca- No estoy borracha, sólo he bebido una copa- miró a Scott mientras el chofer abría la puerta. – ¿Tú me crees?

-Claro, cielo – dijo sacándola en brazos  del coche –No has bebido nunca y eso te ha sentado mal.

Su padre exasperado fulminó con la mirada al portero que los miraba con los ojos abiertos como platos.- Estupendo, lo sabrá todo el edificio en una hora.

Cuando estaban en el lujoso ascensor, Viv respiró el olor de Scott y suspiró junto a su cuello. Viv sonrió por lo que creyó que era un estremecimiento. Al salir del ascensor, Scott dejó a Viv en el suelo. Su madre abrió la puerta de golpe con cara de no haber dormido nada. En bata con el pelo revuelto, Viv le sonrió guiñándole un ojo. Su madre la miró asombrada de arriba abajo.- ¿Viv? –se enderezó y señaló el interior del apartamento-¡ Vete ahora mismo a tu habitación, señorita!

Viv sonrió a todos los presentes y les fue dando un beso en la mejilla mientras se alejaba bailando- Buenos días a todos. - Se despidió yendo hacia la escalera.

Apareció Martha que la esperaba con un vaso de leche en la mano y una pastilla en la otra. – ¡Oh! ¿Es para mí?- preguntó con una risita. Se acercó a la doncella y bailó a su alrededor mientras los cuatro la miraban anonadados. Cogió la pastilla y se la metió en la boca con dramatismo y cogió la leche bebiéndosela tan deprisa que se le escapó una importante cantidad por las comisuras de la boca, manchándose el desastroso vestido. Cuando acabó, sonrió a los presentes mientras con la lengua se limpiaba los labios de la leche de un lado a otro- Riquísima.

Martha la miraba frunciendo el ceño y Viv se lo tocó con el dedo y le dijo- No te enfades, que te saldrán arrugas- riendo de su gracia fue hacia la escalera.- Hasta luego.

Agarrándose en la barandilla subió las escaleras ágilmente mientras canturreaba una canción de Lady Gaga.

Los cuatro seguían observando el alto de la escalera aunque ya había desaparecido por el pasillo cuando oyeron un enorme estruendo de porcelana rompiéndose- ¡Estoy bien! – gritó desde su habitación- Es que alguien ha puesto este enorme jarrón en mi camino. ¡Pero estoy bien!- gritó antes de soltar una risita y cerrar de un portazo.

Viv se tiró en la cama sin molestarse en desvestirse y sonrió cuando comenzaron los gritos en el piso de abajo.

 

Se despertó a la seis de la tarde, somnolienta se restregó los ojos y suspiró. Haber dormido hasta tan tarde la había descansado del todo. Se levantó con energía y fue hacia el baño. Gimió al ver el aspecto que tenía después de una noche de juerga. El pelo revuelto, el rimel corrido y el enorme arañazo en el cuello. Bien había merecido la pena. Abrió el agua de la ducha y se desvistió rápidamente para prepararse de la bronca que le esperaba.

Media hora después bajaba por las escaleras vestida con vaqueros desgastados, un jersey de punto holgado en tono dorado y el pelo suelto. Oyó voces en el salón y respiró hondo. Abrió la puerta para encontrarse a las dos familias al completo que se volvieron hacia ella. La mitad sonriendo y el resto enfadados. –La bella durmiente- dijo Scott mirándola fijamente- Parece que una noche de juerga no te afecta demasiado.

-Buenas tardes a todos- dijo fulminando a Scott con la mirada.

-Te has perdido los regalos- dijo Margie con pena acercándose a ella- Ánimo- le susurró al oído mientras la abrazaba.

-¿Tienes hambre?- preguntó su madre mirándola con los ojos entrecerrados.

-Sí, pero no te preocupes – dijo acercándose a Louise y dándole un beso.-Iré a la cocina a picar algo.

Le dio otro beso al padre de Scott, que la miraba divertido. Su padre estaba muy callado sentado en su sofá. La miraba como si estuviera decepcionado y Viv suspiró dejándose caer en unos de los sofás.-Papá, no es para tanto.

Su padre se puso rojo intentando contenerse. Scott se sentó a su lado cómodamente y Viv le miró, parecía muy satisfecho. Entrecerró los ojos observando su sonrisa.- ¿Cómo te encuentras? – le levantó la barbilla para ver el arañazo- ¿Estás dolorida?

Se encogió de hombros. La risa del padre de Scott los sorprendió-¿Quién te iba a decir que tu hija se iba a volver peleona?

El marido de Margie la miraba sonriendo y Louise preocupada.- ¡No pienso consentir esto!- exclamó su padre poniéndose de pie.

Viv se enderezó – ¿Me estás diciendo que tú nunca te has ido de fiesta?-Su padre se sonrojó- ¿Tú nunca has bebido?- preguntó ella mirando la copa de coñac que había dejado sobre la mesita de al lado de su sofá.

-¡No estamos hablando de mí!- gritó él.

-Cálmate, Brams- dijo el padre de Scott- Ya hemos hablado de esto.

-No, déjalo que se desahogue. Parece que quiere echarme la bronca, así que más vale que sea cuanto antes.

-¿Encima tienes el descaro de mostrarte descarada? ¡Esto es el colmo!- Viv hizo una mueca y miró a Margie que sonrió.

-Cielo, nos tienes preocupados- dijo su madre acercándole un zumo de frutas.

-Gracias- dijo cogiéndolo y dando un trago- Lo dice como si hubiera matado a alguien.

-Por el amor de Dios te has emborrachado y te has metido en una pelea como si fueras una barriobajera. Le has tirado tus zapatos a una prostituta y has terminado en la cárcel para colmo. ¡Todo el mundo te ha visto!- gritó su padre haciendo que se encogiera. Una mano le acarició la espalda y Viv miró a Scott.- Serás la comidilla de la ciudad una buena temporada.

-La gente debe de tener vidas de lo más aburridas- dijo ella sin darle importancia.- Tengo derecho a divertirme un poco.

-Y tendremos suerte si no salimos en la prensa. – añadió su padre- o si esas…

-Lesvis- dijo ella sonriendo.

-Esas mujeres no te demandan- terminó él.

-Ya he solucionado eso- dijo Scott sin dejar de acariciar su espalda. Viv suspiró, se sentía tan bien cuando la tocaba. Le sonrió y le dijo melosa – Gracias Scott, eres un amigo.

La mano desapareció y ella miró a Margie que le guiñó un ojo. Viv tomó aire y continuó- No pienso dejar de vivir mi vida por lo que diga la gente.

Eso hizo explotar a su padre- ¡Claro que lo harás! Para empezar, se acabó eso de salir todo el día de compras y a ver a tus amigos.

Viv le miró dolida- Creo que tengo todo el derecho. Me lo he ganado a pulso.

-Nunca mejor dicho- dijo Margie intentando relajar el ambiente.

Su padre la fulminó con la mirada- Te pondrás a trabajar. Ya está decidido, no pienso dejar que mi hija se convierta en una de esas descerebradas que salen en la prensa amarilla.

-¡No es justo lo que estás diciendo!- gritó ella levantándose indignada para enfrentarse a él- ¡Me tratas como si tuviera quince años!

-¡No te comportes como tal!- gritó él- ¡Eres una Barms para lo bueno y para lo malo!

-Nunca he dicho que no quiera trabajar pero suponía que después de estar en una habitación encerrada siete años, me darías un poco de tiempo- dijo muy enfadada por sus acusaciones.

Su padre la miró fríamente- Y estaba dispuesto, pero no voy a consentir este comportamiento. Te pondrás a trabajar.

Alucinada miró a su alrededor, todos estaban muy serios. Todos menos Scott que sonreía abiertamente. Furiosa por la humillación a la que su padre la estaba sometiendo le volvió a enfrentar- ¡Soy mayor de edad, no puedes obligarme a vivir como tú quieres!

Su padre se enderezó- Por supuesto que sí. Puesto que si no lo haces, te retiraré tu asignación y dejaré de pagar tus gastos médicos

El jadeó de su madre le traspasó el alma y miró a su padre incrédula. Sus pruebas eran muy caras y ella no se las podría costear sola. Que la amenazara con eso era caer muy bajo, en su opinión. Orgullosa levantó la cabeza – Muy bien…no soy tan estúpida como para jugar con mi salud cuando la acabo de recuperar. ¿Cuando empiezo?

Su padre parecía satisfecho pero miró a Scott antes de contestar- Te irás a Londres dentro de cinco días.

-¿Qué?- gritó su madre interviniendo- ¡Ni se te ocurra volver a decir eso! ¡Mi hija se queda en Nueva York!

-Se irá a Londres con Scott durante los próximos seis meses- sentenció su padre sin quitarle la vista de encima- Allí trabajara en los departamentos que él considere oportunos hasta que Scott termine los contratos que tiene pendientes. Cuando el vuelva a Nueva York, volverá con él. Ni se te ocurra volver antes.

Su madre se puso a llorar y Louise fue a abrazarla. Le dijo algo al oído y su madre se calmó un poco aunque seguía llorando.

-Si puedo preguntar ¿por qué no puedo trabajar aquí?

-Porque quiero que te alejes de esas amistades tan contraproducentes durante un tiempo.- durante un segundo Viv vio en la mirada de su padre incertidumbre y miedo. Miedo de que con esa decisión perdiera a su hija.

Viv sintió ganas de llorar, así que desvió la mirada encontrándose con la cara de Scott que parecía esperar su ataque. – ¿Ahora eres tú mi niñera?

El padre de Scott se echó a reír- Nunca hubiera imaginado a mi hijo en esa posición, cielo.

Volvió a mirar a su madre y se acercó a ella arrodillándose ante ella- Todo va bien, mamá.

-Mi niña- dijo cogiendo su cara entre sus manos- Te iré a visitar.

-¡No!- volvió a decir su padre- En seis meses estará de vuelta. Le vendrá bien para hacerse independiente.

Viv no se podía imaginar que eso iba a se tan duro. Se levantó y dijo resuelta- ¿Y dónde voy a vivir?

-Mi apartamento tiene tres habitaciones, puedes elegir la que quieras.- dijo Scott dejando a todos con la boca abierta.

-¿Tampoco puedo alquilar un apartamento?- preguntó a su padre que parecía a punto de decir algo- Está claro que quieres controlar todos mis movimientos aunque esté a miles de kilómetros.

Su padre se sentó en el sofá satisfecho- Vas allí a trabajar. Para tenerte vagueando no te envío a Londres.

La pulla le hizo entrecerrar los ojos.- Si me disculpáis, iré a la cocina a comer algo.

Se giró con la cabeza alta. Cuando llegó allí sonrió mirando con picardía a Martha que ya tenía su plato preparado.- Siéntate que tanto teatro seguro que te ha abierto el apetito.

Viv se echó a reír y fue a abrazar a Martha. – ¿Te he dicho cuanto te quiero?

Martha la abrazó- Te voy a echar de menos, cariño.

Viv sonrió apartándose para mirarle la cara sin dejar de abrazarla- Volveremos en seis meses.

Su doncella le dio un beso en la mejilla- Come algo que hoy has alterado todo tu horario.

Empezó a comer su ensalada con ganas. No tuvo que esperar mucho cuando Margie entró a acompañarla con una sonrisa de oreja a oreja.- Espero que aproveches el tiempo en Londres.

Viv le sonrió enigmática – No te preocupes.

Margie suspiró – No estarás aquí para el parto.

Viv le agarró la mano por encima de la mesa- No te preocupes, estaré aquí. Ya se me ocurrirá algo.

Su amiga cogió un dulce que Martha le había dejado a Viv y se lo comió con ganas-¡Eh!- protestó Viv

-Lo hago por tu bien- dijo su amiga riéndose.

-Tenemos que ir de compras, no tengo ropa para ir a trabajar a una oficina- dijo con picardía.

-Compraremos todo lo necesario, de dentro a fuera.

Sus madres entraron en la cocina y sonrieron al ver tan felices a sus hijas- ¿Todo bien?-

preguntó Louise.

-Todo perfecto- contestó Viv sonriendo radiante.- ¿Cómo está papá?

-Lo rumiará durante una temporada. Dentro de un par de días se arrepentirá de su decisión pero no dará marcha atrás- dijo su madre sirviendo un vino a su amiga.- El orgullo de los Barms.

-Bien, estábamos hablando de ir de compras, ¿os apuntáis?- dijo Margie echándose a reír al ver como sus madres asentían vehementes.