Capítulo 2

 

 

 

 

 

Tres días más tarde seguían discutiendo el asunto- No sé porque no quieres esperar un poco- rogó su padre mirándola tumbada en la cama del hospital- dentro de un año…

-Ni hablar – dijo ella harta del tema- No pienso estar otro año en estas condiciones.

Había hablado del tema largo y tendido con el Doctor del Valle, el cardiólogo español que estaba impartiendo un curso en el hospital. Era una eminencia mundial en cardiología y se había interesado por el caso de Viv en cuanto se enteró. Era muy optimista aunque había grandes riesgos, si la operación salía mal no tendrían nada con que sustituir su corazón.

La puerta se abrió de golpe y apareció Scott con cara de no haber dormido en días- ¿Pero qué haces tú aquí?- preguntó asombrada apoyándose en los codos.

Viv se fijó que iba con traje con los botones de la camisa desabrochados y el pelo negro revuelto. Estaba guapísimo y ella debía estar hecha un auténtico asco.

Él la miró con el ceño fruncido- ¿Qué son esas estupideces que me ha contado Margie, Viv?- Claramente estaba enfadado

Se quedó muda al ver su actitud y su padre sonrió porque tenía un aliado. El chisme empezó a pitar y se sentó en la cama para enfrentarlo- No sé de que estupideces hablas pero si se trata de la operación te diré que sí, me voy a operar.

Él se metió la manos en los bolsillos del pantalón como si quisiera evitar estrangularla- Margie me ha dicho que sólo hay un cincuenta por ciento de probabilidades de éxito.

Viv se encogió de hombros- ¿Y?

-Ni se te ocurra pensar que te vas a operar – contestó furioso-¿Es que quieres morir?

Ella le miró a los ojos- Si tengo que vivir así, sí.

Scott palideció- No puedes hablar en serio. No tienes una vida tan mala, Viv. ¡Perderla sería mucho peor!

Vivianne se enfadó ignorando el permanente pitido- ¿Qué coño sabrás tú de mi vida, Scott? ¿Acaso estas ahí para verla? ¿Ves como me cuesta respirar por la noche o cuando me levanto agotada? ¿Ves cuando me tienen que lavar porque no tengo fuerzas?

Scott se enderezó sin abrir la boca- Tengo veintitrés años y la última vez que salí sola de casa tenía dieciocho. No tengo amigos aparte de Margie- dijo al borde de las lágrimas- Nunca me han besado, nunca haré el amor, nunca me casaré y nunca tendré hijos. Nunca podré tener trabajo y dependeré de otras personas el resto de mi vida. Ahora si eres totalmente sincero, ¿vivirías tú así?

Su madre y su padre lloraban en silencio mientras Scott se acercó a ella y se sentó a su lado mientras se miraban a los ojos. –Espera un poco para ver si otras operaciones tienen resultado- dijo él cogiéndola de la barbilla.

-Eso mismo digo yo- su padre se calló al ver la mirada de su mujer.

Viv apartó la barbilla- No, me operaré mañana.

En ese momento entró el doctor del Valle sonriendo y Scott se levantó de la cama enfrentándolo- ¿Cómo está mi paciente favorita?- preguntó el cirujano de unos cuarenta años y porte atlético con una sonrisa mirando a su paciente.

Viv sonrió- Deseando empezar.

-Le traigo los impresos que había pedido – extendió las hojas por encima de la cama al ver que Scott no se movía del sitio.

Antes de que los pudiera coger Scott se los arrebató de las manos y los miró por encima. Apretando las mandíbulas dijo entre dientes-¿Pides que no te reanimen?

Viv suspiró apartándose el pelo de la cara- Pido que no me conecten a una máquina para mantenerme viva, sólo lo estrictamente necesario.

Scott arrugó los papeles sin darse cuenta mientras leía otra de las páginas- Donas todos tus órganos- e incrédulo añadió- hasta tus ojos.

Viv sonrió extendiendo la mano- Todo el mundo debería donar. De todas maneras cuando se mueran ya no les servirán de nada.

Su madre lloraba desconsolada- Por Dios mamá, déjalo ya- dijo ella angustiada-¿por qué no te vas a tomar un café mientras leo esto?

Sus padres salieron de la habitación mientras ella leía los papeles- Quiero que quiten esto- dijo señalando un párrafo.- En caso de que el corazón falle después de la operación no quiero que se me reanime.

El doctor del Valle frunció el ceño- Pero todavía quedarían más opciones, no debe negárselas.

-No.

-Por Dios Viv, ¿qué estás haciendo?- preguntó Scott desesperado- Tienes que seguir luchando.

-En eso tiene razón el señor. Debe tener fuerzas para continuar porque sino no habrá operación que valga.- dijo el cirujano rotundo.

Viv suspiró- Bien, sino tengo más opción...- sonrió al hombre y después a Scott.- Vamos allá. –Extendió una mano en dirección a Scott pidiéndole un bolígrafo silenciosamente. El médico se lo iba a ofrecer pero Viv negó con la cabeza. Era la manera que tenía Viv de decirle que tenía que apoyarla- Tiene que ser el suyo.

Scott la miró con los ojos entrecerrados y metió la mano en el bolsillo interno del traje para sacar un bolígrafo de oro. Viv sonrió cogiéndolo- Bonito boli.

Él sonrió muy a su pesar pero perdió la sonrisa al ver como firmaba.

-No puedo creer que nos hagas esto- dijo él entre dientes.

Viv levantó la cabeza sorprendida- No puedo creer que me pidáis que siga viviendo así mientras vosotros disfrutáis de la vida.- Eso hizo sonrojar a Scott ligeramente y mirarla como si quisiera matarla. Entregó los papeles al doctor del Valle sonriendo.

-Mañana a las siete de la mañana vendrán a prepararte- comentó el doctor yendo hacia la puerta- Descansa.

Asintió dejándose caer en las almohadas y miró a Scott. Él tenía la mirada perdida- Me gustó mucho tu regalo- susurró ella comiéndoselo con los ojos- El colgante parecía muy antiguo.- Su regalo había llegado dos días antes. Un colgante de filigrana de oro que parecía un unicornio colgando de una cadena de oro.

La miró a los ojos y sonrió dejando ver sus perfectos dientes. Se sentó en la cama y le cogió la mano- Una vez comentaste que te gustaban las joyas antiguas. Lo compré en un anticuario

-Sí, son maravillosas. Tienen historia y los trabajos parecen únicos. No como las joyas de ahora que parecen echas en serie.- ella frunció los labios- Si no...

Scott la miró muy serio- Ni se te ocurra...

Viv suspiró desviando la mirada al otro lado de la habitación para evitar llorar- Por favor…escucha lo que tengo que decir. No se lo puedo decir a mis padres- tragó saliva y le volvió a mirar. Parecía torturado y le apretaba la mano como si no quisiera dejarla marchar- Eres mi amigo y necesito que me escuches.- susurró ella.

Scott asintió-Quiero que si fallezco se me incinere.- él desvió la mirada y asintió- y que mis cenizas sean echadas en el jardín de la casa de los Hamptons. Me encanta ese jardín.

Dile a Margie que para mí ha sido como una hermana. Aunque seguramente vendrá a verme esta tarde, no querrá escucharme. Dile que la querré siempre.

- Ni se te ocurra pensar que me voy a despedir por ti.

Viv sonrió cansada- Está bien, le escribiré una carta más tarde.

El silencio llenó la habitación mientras se miraban. Viv intentaba que las líneas de su rostro se le quedaran gravadas para siempre mientras que él la miraba enfadado.- No te enfades conmigo. Tu harías lo mismo- Le susurró ella.- No quiero operarme sabiendo que estás enfadado conmigo.

-Estupendo, entonces no te operes- dijo exasperado levantándose de la cama.

-¿Vamos a discutirlo otra vez?- preguntó agotada- Quiero vivir la vida plenamente, ¿tan difícil es de entender?

La rabia emanaba de él. Se notaba a la legua que deseaba romper algo- Soy tu amigo y todo esto me parece una locura.

-Para eso has venido de Londres ¿para impedirlo?- preguntó asombrada.- No tienes derecho a decirme como debo vivir o morir, Scott. Es mi vida.

-¡Sí!- gritó él mirándola furioso –Pero tu vida afecta a otras personas. ¿Como se sentirán tus padres? ¿Como se sentirá Margie si mueres?

Viv lo miró asombrada- ¿Como te sentirías tu Scott?

Se acercó a ella amenazante. Colocó las dos manos a cada lado de su cabeza y se inclinó sobre ella. Viv retuvo el aliento al tenerlo tan cerca cuando el aparato empezó a incordiar- Ni se te ocurra morirte.

Viv sonrió mirando sus ojos – Procuraré hacerte caso.

Él también sonrió y bajó la vista hasta sus labios- Así que nunca te han besado, ¿eh?-se sonrojó sin saber que decir. Sin querer su mirada se desvió a aquellos labios tan masculinos- ¿Te gustaría probar?

Viv no podía responder. Tan absorta estaba en sus sensaciones que todo parecía irreal. Sentía algo en el pecho que la estaba derritiendo y cuando Scott se acercó lentamente a ella y rozó sus labios, fue como estar en el paraíso. Viv suspiró y abrió ligeramente los labios mientras el pulsímetro se volvía loco. Cuando la lengua de Scott rozó su labio inferior, Viv gimió atontada. Estaba levantando los brazos para rodearle el cuello cuando se apartó con una sonrisa.

Viv sonrió –No ha estado mal.

Scott levantó una ceja divertido- Me alegro.

Sus padres entraron en ese momento con Margie- ¡Scott! ¡Estás en Nueva York!- exclamó su hermana acercándose para darle un abrazo. Mientras hablaban Viv sonreía viendo como conversaban y bromeaban. Margie iba impecablemente vestida con un vestido de Carolina Herrera y un bolso de Chanel. Viv suspiró. Ella nunca se había vestido así. ¿Para qué?

-Así que has venido a ver a nuestra pequeña guerrera- dijo Margie dándole un beso a Viv en la mejilla- ¿Estás nerviosa, cariño?

Margie era la única que la apoyaba, como buena amiga que era tenía que defenderla contra viento y marea.

Después de negar con la cabeza miró a Scott que había vuelto a su mirada de cabreo.-Así que tú la apoyas en esta locura, ¿no?- preguntó enfadado.

Margie la miró interrogante y Viv cansada se encogió de hombros- Claro que sí, ¿acaso tú no?

-¡Por Dios, estáis locas!- dijo yendo hacia la puerta.- Que tengas suerte.

Viv vio dolida como abría la puerta dispuesto a irse de esa manera tan fría- Scott…

Él se paró en el vano de la puerta sin volverse- ¿Recuerdas el mensaje que tendrías que dar?- Scott asintió- A ti también.

La miró a los ojos por encima del hombro y sin decir nada salió de habitación- Que misteriosos estáis- dijo Margie con picardía- ¿Me he perdido algo?

Viv sonrió. Su amiga tenía la habilidad de hacerla sentir muy bien.

A lo largo de la tarde la fueron visitando amigos y familiares de los que ella en cierta manera se fue despidiendo aunque ellos no se dieran cuenta. Por si acaso. No es que dudara de las habilidades del Doctor del Valle, pero como decía su madre vale más prevenir...

 

Al día siguiente a las siete de la mañana la despertaron. Increíblemente no estaba nerviosa. Le quitaron el pulsímetro de la muñeca y ella deseó que fuera la última vez que lo viera. Mientras la preparaban para la operación sus padres esperaban en el pasillo. Le quitaron la bata y la tumbaron en una camilla como Dios la trajo al mundo sólo con una sábana encima y un gorrito en la cabeza. Tenía algo de frío y eso que estaban en verano. Cuando la camilla salió al pasillo sonrió a sus padres que la esperaban impacientes- Estaremos aquí cuando despiertes- dijo su madre entre lágrimas

-Te queremos, nena- dijo su padre emocionado besándola en la mejilla.

Inexplicablemente miró alrededor buscando a Scott. Aunque sabía que no estaría, se sintió decepcionada. Respiró profundo y sonrió a sus padres. –Os veré en un rato.

El cirujano que se acercaba en ese momento se echó a reír- En un rato precisamente no, digamos en unas seis horas más o menos.

Viv sonrió- Os quiero.

El camino hasta el quirófano fue muy rápido mientras hablaba con el médico. Sólo al entrar en aquella enorme sala cubierta con acero inoxidable le entró el pánico.- Ahora el anestesista se ocupará de ti, no te preocupes.- dijo el cirujano mientras le colocaban los catéteres- Muy bien , lo haces muy bien- dijo al ver como respiraba intentando relajar el ritmo del corazón- Dentro de unas horas estarás como nueva, Viv. Vamos allá.

 

Después de nueve horas de operación Viv salió de quirófano. Su madre tuvo que ser sedada cuando la vio en la UCI rodeada de cables y monitores. Su operación había sido un éxito pero ella no lo sabía. En la bruma de su subconsciente ella sólo veía los buenos momentos que había pasado en su vida. Las bromas con Margie cuando estaban en el instituto. Feliz con sus padres en la casa de la playa. Rasti su perro, cuando era pequeña. En su dieciséis cumpleaños bailando una canción de Barbra Streissand con Scott….

Cuando por fin abrió los ojos le pesaban muchísimo y sólo tenía ganas de cerrarlos. Gimió pues le dolía algo el pecho.- Muy bien, Viv. Vamos, abre los ojos- dijo una voz imperiosa que la molestaba.- Venga, Viv. ¡Hazme caso!

Molesta los volvió a abrir para ver a su médico. Sonrió cansada. Entonces fue cuando se dio cuenta. La habían operado. Miró a su alrededor para ver un montón de rostros desconocidos- Estos son mis estudiantes- le aclaró el médico. –Vamos a quitarte el respirador, Viv. -Antes de darse cuenta con movimientos expertos se lo quitaron – Eso es -dijo retirando el tubo que tenía en la garganta con eficiencia- muy bien.

Viv movió la mandíbula que tenía dolorida.- La paciente está respondiendo muy bien. La tensión es perfecta y no se ha detectado riesgo de coágulos- Viv miró a su cirujano que hablaba con aquella gente vestida de blanco. Estaba muy confusa.

-Disculpe- interrumpió- ¿puedo beber agua?

Todos le sonrieron- Claro –contestó el médico.- ¿Cómo te encuentras?

Ella hizo una mueca- ¿Tengo una sonda ahí abajo?

Los chicos se echaron a reír- Sí- dijo entre risas el cirujano. –No tienes que preocuparte.

Viv sonrió con alivio- Me duele el pecho.

-Es normal pues ha sido una operación bastante invasiva. Te dolerá una temporada. – El cirujano miró los monitores –Estoy muy contento con el resultado. Y tu familia está deseando verte. En cuanto salgamos, entrarán. ¿Tienes alguna pregunta o te sientes demasiado confusa?

-Los párpados todavía me pesan...

-Tardarás unas horas en estar despejada. Aunque con la medicación no estarás totalmente alerta hasta dentro de unos días.- Su médico miró a sus estudiantes indicándoles que salieran de la habitación. Volvió a mirar a Viv con su historial en la mano.- No soy dado a dar demasiadas esperanzas a mis pacientes, pero a ti puedo decirte que lo has conseguido.

Viv sonrió viéndolo salir y dejando la puerta abierta. Sus padres y Margie entraron rápidamente- Nuestra campeona- dijo su amiga acercándose con cuidado y dejando unas rosas amarillas en una mesilla cercana.-Sabía que lo conseguirías.

-Hija, no he pasado tanto miedo en mi vida- dijo su madre orgullosa- pero lo hiciste.

Sus padres la besaron pero Viv miró hacia la puerta deseando ver a otra persona. Se mordió el labio inferior pero no dijo nada.

- Scott ha vuelto a Londres- dijo Margie con expresión dolida- Siente no estar aquí para darte la bienvenida al mundo de los vivos – desvió la mirada hacia las rosas antes de continuar- Ya sabes negocios, tenía que volver…

-No pasa nada- mintió dolida- es lógico que tuviera que volver. Ya nos veremos más adelante- de repente sonrió radiante- ahora tengo mucho tiempo por delante.

 

 

 

La recuperación fue dolorosa y las innumerables pruebas a veces llegaban a desesperarla, pero un mes después ya estaba fuera del hospital. Podía llevar una vida normal dentro de lo razonable. Estando solos el médico y ella en la habitación, Viv le hizo al médico la pregunta que más temía. – ¿Puedo tener hijos?

El doctor del Valle sonrió abiertamente- ¡Claro! Puedes tener diez hijos si quieres… Sólo tendrás que esperar un año y podrás comenzar a repoblar América.

Viv se echó a reír. Lo hacía mucho últimamente. Ya no tenía que controlarse. Podía gritar, reír, llorar sin preocuparse por nada.

Su corazón estaba más fuerte cada día. Tenía que hacer una rehabilitación, pero en unos meses habría terminado.

-Recuerda los cateterismos, dos veces al año durante tres años y luego una vez al año- le recordó el médico antes de darle el alta y desearle suerte.